08 de July del 2013
El Servicio Autónomo de Contraloría Sanitaria (SCAS) reiteró el llamado de alerta sobre la comercialización y el consumo del llamado cigarrillo electrónico, tras recibir y verificar denuncias en torno a la proliferación de la venta de estos dispositivos en la isla de Margarita, estado Nueva Esparta.
La contralora sanitaria de la región, Anaruvis Rodríguez, recordó que el año pasado el Ministerio de la Salud emitió una alerta sanitaria destinada a prohibir la venta, la promoción y la comercialización del cigarrillo electrónico, "por cuanto no ha sido demostrada su eficacia ni efectos terapéuticos en el tratamiento para dejar de fumar, ni se ha verificado la calidad e inocuidad de sus ingredientes", dice la norma.
"En los operativos de supervisión y control sanitario que se realizan en Nueva Esparta, los inspectores han procedido a la retención de gran cantidad de cigarrillos electrónicos por no poseer el registro o autorización sanitaria que otorga el ente ministerial", precisa un boletín informativo del Ministerio para la Salud.
Falsa terapia para dejar de fumar
El Instituto Nacional de Higiene (INH) ha advertido que el cigarrillo electrónico y el narguile o "pipa de agua" figuran entre los nuevos riesgos de epidemia tabáquica. El organismo sostiene que se trata de dispositivos a los que se les quiere vestir de un halo inofensivo para favorecer las ventas.
"Es un producto de esnobismo que llegó al país desde Europa y Estados Unidos. El Instituto Nacional de Higiene ha evaluado los componentes del líquido y comprobó que tiene nicotina, así que en realidad se trata de una modalidad de consumo de tabaco disfrazada", explica la coordinadora del Programa Nacional Antitabáquico, Melina Herrera.
Se trata de un cilindro con la apariencia de un cigarro normal, aunque un poco más largo. En lo que debería ser el filtro, el dispositivo posee un cartucho que se recarga como una batería y se llena con líquidos de distintos sabores y aromas. Cuando el usuario lo aspira, el líquido se va transformando en humo imitando la práctica de fumar.
Las estrategias para incrementar su consumo lo han promocionado como una falsa alternativa o terapia para dejar de fumar, supuestamente "inocua" sobre la salud.