13 de February del 2013
Significados de Adicto y Adicción
La raíz de la palabra adicto viene de addictus: esclavo, con lo cual perfectamente podemos entender que una persona adicta es una persona esclava de eso que cree le produce satisfacción.
La raíz etimológica de adicción es a: sin y Dictun: dicho; es decir, lo no dicho o sin comunicación. Si observamos a alguien que se encuentre en algún problema de esta índole nos podremos dar cuenta cómo las adicciones rompen con la comunicación entre el adicto y quienes le rodean. También podemos entender la adicción como la necesidad de satisfacer aquello que no puede ser dicho a través de algo a lo que se le adjudica un valor de cubrir dicha necesidad o de producir la satisfacción requerida.
¿Cómo saber que se tiene una adicción?
Cuando la persona hace algo que le produce satisfacción momentáneamente sin ser capaz de controlarla y esto le afecta negativamente en su calidad de vida, es cuando decimos que tiene una adicción.
Las adicciones más comunes en los adolescentes
Se puede ser adicto a muchas cosas, pero los adolescentes por la influencia de la sociedad, la publicidad y los medios de comunicación están más expuestos hoy en día a adquirir adicciones al deporte, al culto al cuerpo, a los videojuegos, a la tecnología (tecnofília), al sexo, a la pornografía, a las relaciones de codependencia, a la comida rápida y por supuesto al tabaco, a las drogas y al alcohol.
¿Quiénes son más propensos a caer en alguna adicción?
Los chicos que buscan huir de su realidad y se sienten aliviados o confortados al recibir dicho estímulo. Generalmente son aquellos con problemas de autoestima, aquellos a los que se les dificulta relacionarse y se sienten realmente solos. Quienes viven en constante estrés o con sentimientos fuertes de angustia, quienes tienen baja tolerancia a la frustración o les cuesta trabajo lidiar con sus propios sentimientos y emociones, quienes tienden a huir de los conflictos en lugar de afrontarlos.
Los chicos con un carácter muy impulsivo e irreflexivo, quienes actúan con rebeldía ante su situación personal o buscan vengar se de sus padres y buscan hacerlos sufrir, castigarlos o simplemente llamar su atención porque se sienten abandonados o poco importantes para sus padres. Quienes se dejan influenciar fácilmente o desean imperiosamente pertenecer a un grupo, quienes sienten un aburrimiento constante en la vida, lo tienen todo o han perdido su sentido de vida.
Como padres podemos hacer mucho para evitarlo
Nuestros hijos pueden estar dentro de alguno de los puntos antes mencionados, sin embargo, si nosotros nos ponemos las pilas como padres y empezamos a buscar una buena comunicación con ellos, los acogemos realmente, nos empezamos a involucrar en sus gustos y actividades, sin invadir su privacidad y nos acercamos a ellos para apoyarlos y alentarlos en lugar de desacreditarlos continuamente, si poco a poco recuperamos su confianza y respetamos y reconocemos su individualidad, teniendo en cuenta que parte de la adolescencia es precisamente buscar esa separación de los padres para definirse como individuo, podremos contrarrestar la influencia negativa que el mundo exterior les produce, evitando así que se vuelvan adictos, aun cuando hayan estado expuestos.
La importancia de los límites para prevenir las adicciones
Recordemos algo muy importante, el adolescente necesita límites, así que no temamos ponérselos, él mismo lo pedirá a través de sus conductas indeseables. Poner límites es decirle a través de “te quiero, me importas mucho y por eso no te lo permito”, aunque poner límites no significa gritarle, insultarlo, humillarlo, ni estar en constante pleito con ellos, es dialogar, llegar a acuerdos, establecer previamente consecuencias y ser firmes para que las cumpla, pero siempre con amor y respetando su dignidad de persona, haciéndole saber que lo indeseable fue su conducta. En la medida que el adolescente se vaya autorregulando y adquiera mayor responsabilidad podremos ir soltándolo.
Escúchalos, sobre todo si te confiesan algo importante
No olvidemos que la clave de una buena comunicación, y por tanto de una buena relación con nuestros hijos adolescentes, es saber escucharlos, sin juzgarlos, ni sermonearlos, así nos hayan confesado algo con lo que no estamos de acuerdo. Al contrario de que nos pongan los pelos de punta, debemos mantenernos serenos y preguntarles qué piensan ellos al respecto, cómo se sienten, qué quisieran que nosotros como padres hiciéramos, en qué creen que podemos ayudarlos.
En casos difíciles debemos buscar qué hay realmente en su interior, ya que al hacer este tipo de declaraciones fuertes es porque esperan algo importante de nosotros, muchas veces buscan ayuda para no perderse en el camino, aunque a nosotros nos parezca ya tarde, nunca lo es, y si por algo lo están confesando, ayudémosles a reencontrar su camino, conversemos para hacerles ver su error con amor: insistir en pelear con ellos sólo los alejará de nuevo.
Alerta para detectar tempranamente una adicción
Te presentamos una serie de cambios que te ayudarán a detectar un proceso adictivo incluso antes de que haya realmente un problema de adicción. Sin embargo, si sospechamos que existe es importante consultar a un especialista en adicciones. Estos cambios son:
Cambios en el estado físico. Sobre todo si se le ve deteriorado, ya sea en su aseo personal, en la vestimenta o en su apariencia física.
Cambios en el estado emocional. Depresión, ansiedad, irritabilidad, poca tolerancia, impaciencia.
Cambios en el desempeño escolar. Baja de calificaciones, no entrega tareas, ausencias frecuentes a clases, constantes riñas escolares.
Cambios en las relaciones familiares. Generalmente la dinámica familiar es afectada rápidamente ya que aumentan las discusiones o existe evasión en la comunicación, existe mayor tensión y desconfianza, aislamiento por parte del hijo con el problema.
Cambios en las relaciones sociales. Distanciamiento de buenas amistades o relaciones sanas, aparición de nuevos amigos con conductas cuestionables, cambio de hábitos en cuestión de salidas, paseos y sitios frecuentados.
Cambios en sus pertenencias. Aparición de objetos que nos parecen extraños o de origen dudoso, dinero con procedencia inexplicable, desaparición de dinero u objetos de valor en casa.
Cambios en sus rutinas. Falta de apetito o periodos de hambre excesiva, somnolencia o insomnio, fallas a compromisos familiares, responsabilidades y obligaciones.
En conclusión
Debemos estar atentos a lo que pasa alrededor de nuestros hijos, conocer a sus amigos, pero sobre todo conocerlos a ellos, comprenderlos, respetarlos, escucharlos pero sin dejar de poner límites, en pocas palabras debemos ser papás presentes en la vida de nuestros hijos para que sea mucho más difícil que adquieran una adicción, aunque lo mejor que podemos hacer es orar por ellos.