13 de julio del 2020
SCIELO
Un trastorno de la personalidad (TP) es definido por el DSM-IV-TR (Diagnostic and Statistical Manual of Mental Disorders) como un patrón rígido de experiencia interna y de conducta que se desvía marcadamente de las expectativas culturales del individuo, es persistente e inflexible, tiene su inicio en la adolescencia o en la adultez temprana, es estable a través del tiempo y conlleva malestar o deterioro.
Uno de los aspectos más antiguos y controversiales en el campo de la clasificación de los TP ha sido si éstos deberían ser conceptualizados dimensional o categóricamente. Parece ser que existe un acuerdo general de que los TP se clasificarían mejor de manera dimensional,2-4 y se discutieron distintos sistemas alternativos para el DSM 5
Sólo los criterios del trastorno antisocial de la personalidad (TAP), de entre el resto de los trastornos de personalidad, han producido históricamente niveles aceptables de confiabilidad, y esos criterios han enfatizado los actos abiertamente criminales o delictivos.
El TAP consiste en una incapacidad para adaptarse a las normas sociales que habitualmente rigen numerosos aspectos de la conducta de las personas en la adolescencia y la edad adulta. Los pacientes con TAP característicamente muestran fácilmente irritabilidad y sentimientos agresivos hacia los demás, los cuales se expresan en el contexto de la amenaza o la intimidación.
El DSM-IV-TR lo describe como un trastorno caracterizado por un patrón general de desprecio y violación de los derechos de los demás que se presenta desde la edad de 15 años.
La investigación longitudinal ha documentado que los niños y los adolescentes con trastornos de la conducta tienen un mayor riesgo para presentar conductas antisociales en la adultez.
Aunque no todas las conductas antisociales de la adultez tienen antecedentes en la infancia,7 los trastornos con factores genéticos contribuidores tienden a manifestarse de forma temprana en la vida. Hasta la mitad de aquellos que presentan un trastorno de conducta de manera temprana pueden aún experimentarlo en la adultez, mientras que los individuos con inicio más tardío de los síntomas pueden experimentar síntomas transitorios y lograr la remisión.
Epidemiología
En 12 estudios de población general que analizaron la prevalencia de distintos trastornos de personalidad, reportaron prevalencias para el TAP que iban del 0.2 al 4.5, con una media de 1.1. El primer estudio reportado es de 1989 y el último, del 2007. Fueron realizados en los EUA, el Reino Unido y Noruega, con entrevistas estructuradas del DSM-III, DSM-III-R y DSM-IV como instrumentos de medición según cada época.
El TAP es menos común en la clínica comparándolo con la población general. Esto se debe a que los pacientes con patrones de pensamiento y conducta antisocial rara vez buscan tratamiento.
Se presenta con mayor frecuencia en hombres que en mujeres.14-16 Dentro del cluster B de los trastornos de personalidad del DSM-IV-TR, las personas con rasgos o franco TAP suelen ser mas jóvenes,17 con mayor frecuencia están divorciadas, separadas o nunca se han casado; cuando son entrevistadas frecuentemente están solteras y viven solas.
Algunos estudios documentan que el TAP -o personas con estos rasgos-, se encuentra relacionado con una baja educación. Un estudio del 2006 encontró que todos los trastornos del cluster B estaban asociados a una clase social baja;18 y en un estudio del 2004 se documentó una asociación con ingresos menores;19 pero un estudio del 2002 no había encontrado ninguna asociación con el ingreso.
Datos en México
En las estadísticas sobre menores infractores se puede observar un incremento en el número de los sujetos puestos a disposición del Consejo de Menores, es decir, de aquellos y Palacios Casados
sometidos a algún proceso penal; de 2 623 registrados en el año 1999, la cifra se elevó a 3 506 en el 2003.19,21 Se ha observado que es mayor la proporción de hombres que cometen infracciones y, además, que los adolescentes son puestos a disposición del Consejo de Menores a una edad más temprana. Los robos constituyen la principal infracción, pero en años más recientes se documentan infracciones que, aunque cometidas por una escasa proporción de adolescentes, se pueden considerar de mayor gravedad, por ejemplo el homicidio, la portación de armas prohibidas, la violación y el abuso sexual.
Al revisar la conducta antisocial en los estudiantes adolescentes de México, los resultados más importantes indican también que es mayor la proporción de los hombres que incurren en este tipo de comportamientos, y que destacan la participación en riñas, el golpear o dañar cosas ajenas, el golpear o herir a otras personas y tomar dinero ajeno. Los comportamientos considerados de mayor gravedad como vender drogas y usar un arma para robar o atacar a alguien, se han documentado en una proporción baja de estudiantes.23-26
En mediciones que se realizaron en 1997, 2000 y 2003, en estudiantes adolescentes del nivel escolar medio y medio superior de escuelas públicas y privadas del Distrito Federal, en un estudio que buscaba las tendencias de la conducta antisocial, se encontró que de 1997 al 2000 hubo un incremento del 1.9% de cualquiera de las conductas antisociales, y del 2000 al 2003 el aumento fue de 6.7%. En términos generales, el estudio concluye que hubo un incremento para conductas antisociales no graves relacionadas con violencia y robo, como lo serían tomar parte en riñas, golpear o dañar objetos, golpear o herir a personas, tomar mercancía sin pagarla y robar dinero o valores por 50 pesos o menos; así como de conductas antisociales graves, específicamente la sustracción de dinero o valores mayores a 500 pesos y atacar a alguien usando un objeto o arma, aunque esta última conducta con incrementos menores.
Estas situaciones se presentaron de manera similar en los hombres y en las mujeres, aunque éstas aún representan una proporción menor, con una relación de casi dos hombres por cada mujer.
En el presente texto nos enfocaremos en los factores genéticos del TAP, haciendo referencia a la interacción que parece darse entre genes y ambiente para que se desarrolle el trastorno o algún rasgo, a la vez que se considerará una perspectiva evolutiva de estas conductas.
Aspectos Genéticos
La genética psiquiátrica es un campo multidisciplinario con raíces en la genética humana, la psiquiatría, las estadísticas y la epidemiología, que data de poco más de 100 años. El trabajo más temprano en este campo involucró métodos de genética clínica y conductual (o genética cuantitativa), como estudios de familia, de gemelos y de adopción, los cuales son efectivos para establecer si los factores genéticos influyen en un rasgo y en qué grado. Subsecuentemente, el campo se diversificó para incluir métodos de genética molecular como los análisis de ligamiento y de asociación, que se suponía permitirían el aislamiento de regiones de cromosomas (locus candidatos) y la identificación de genes específicos que estuvieran mediando la transmisión familiar de un rasgo conductual.
Genética cuantitativa
Los rasgos normales de personalidad han mostrado repetidamente estar influidos por factores genéticos, con estimaciones que van de un 30% a un 60% de heredabilidad aproximadamente.28,29 Estimaciones similares de heredabilidad han sido encontradas en clasificaciones dimensionales de los TP basadas en autorregistros.
Los estudios de epidemiología genética indican que los 10 trastornos de personalidad clasificados en el eje II del DSM-IV-TR son de leve a moderadamente heredables.