12 de junio del 2020
Alfonso Martin
Introducción
El suicidio en los adolescentes es una conducta patológica que se define como la preocupación o acción orientada a causar la propia muerte de manera voluntaria. De acuerdo a Bridges y colaboradores (2008), México ha mostrado un incremento en suicidio del 150% en jóvenes mexicanos de cinco a 14 años de edad (cuarta causa de muerte) y del 74% en jóvenes entre 15 y 24 años de edad en el periodo 1990-2000. De acuerdo a la Secretaría de Salud, la población de adolescentes mexicanos contribuye al 17% de todos los suicidios en México, lo que representa un problema de Salud Pública.
A nivel mundial, el aumento de este fenómeno ha sido paulatino en la población adolescente y también se considera como un problema de Salud Pública. La Organización Mundial de la Salud (OMS), lo refiere como la segunda causa de mortalidad en la adolescencia (de los 12 a los 19 años de edad). En México, las investigaciones epidemiológicas mencionan como factores de riesgo la falta de oportunidades académicas y laborales, el fracaso académico, el bajo nivel académico de los padres, la pobreza, la violencia intrafamiliar, el aislamiento social, las escasas relaciones interpersonales, el uso de drogas, el embarazo, la violencia intrafamiliar; y a nivel mundial el bullying escolar y a través de redes sociales. La implementación de programas de prevención en las instituciones con las que tiene contacto el adolescente, como son: clubes sociales, deportivos, la escuela y la familia, a partir del uso de los medios de comunicación y de la tecnología con la que se relaciona el adolescente, permitirá identificar los factores de riesgo para prevenir e intervenir terapéuticamente antes de la consumación del suicidio.
El objetivo de este documento es analizar el fenómeno de riesgo suicida en la población adolescente en nuestro país.
• Definición y aspectos históricos del suicidio
En la adolescencia, el suicidio es una condición que recién empieza a ser estudiada y comprendida, y aunque comparte con el suicidio en adultos factores comunes, se trata de un fenómeno relativamente nuevo. No obstante, el camino que ha trazado el suicidio históricamente, debe ser considerado.
Desde la antigüedad, la historia del suicidio se ha abordado de manera general, sin hacer referencia al suicidio de alguna población en específico. Encontramos que en las civilizaciones: mesopotámica, egipcia, griega y romana, ya se consideraba al suicidio como producto de un estado de ánimo melancólico; los literatos lo consideraron un acto que pone fin a una situación dolorosa. Los escritos antiguos consideran que cuando una persona presenta estado de ánimo melancólico "bilis negra", se refiere a la descripción de una "tristeza profunda, permanente y sosegada, que es producida por causas físicas o morales, y quien la padece no encuentra, gusto ni diversión en nada de lo que realiza". Etimológicamente, el "suicidio" es una palabra derivada de "homicidio", es el acto de matarse voluntariamente.
En la Edad Media, en el año 1621 desde el punto de vista religioso, el suicidio era un pecado y un crimen, el cual mereció castigos, incautación de bienes, y la prohibición a la población de no mencionar el nombre del suicida. Se consideró a la melancolía como la base del suicidio, por lo tanto, la persona enferma de melancolía o tristeza, era tratada por el médico a partir de la práctica de sangrías, en la cual se filtraba la sangre para eliminar la acumulación de bilis negra en el cerebro, se le prohibía al melancólico comer carne, quesos curados y beber vinos negros y espesos. En el siglo XVII Robert Burton, pionero en el estudio médico del suicidio, escribe el ensayo Anatomía de la Melancolía; más tarde, el filósofo inglés Sir Thomas Brown define por primera vez la palabra suicidio en su obra Religio Medici,6 ésta definición sigue vigente en el Diccionario de la Real Academia de la Lengua Española. En la segunda mitad del siglo XVIII, en el año 1790, Francia, se convierte en el primer país que logra cambiar la ley que juzgaba al suicidio como crimen y lo considera como problema médico y social, consolida a la Psiquiatría como especialidad e integra al suicidio en las primeras clasificaciones de las enfermedades mentales. En Gran Bretaña, el arzobispo de Canterbury y el Dr. Doris Odlum en 1961, logran que el clero desempeñe una función pastoral en los suicidios consumados y en las personas con intentos de suicidio, asimismo, establecen como delito el fomentar y ayudar a otra persona para que se suicide,9 consideran al suicidio como un acto de muerte voluntaria, de etiología orgánica, como un problema emocional y una desviación del carácter que es tratado por la Psiquiatría.10 En esta época, aparecen los primeros tratados psiquiátricos, el primero fue del médico inglés William Battie y después el clásico tratado de psiquiatría Traité médico-philosophique sur l'aliénation mentale ou la manie de Phillippe Pinel.11
En la actualidad, el suicidio en los adolescentes es un tema que llama la atención a nivel mundial debido al incremento en el registro de los casos, llegando a convertirse en un problema de Salud Pública.
• Epidemiología del suicidio en los adolescentes
Reportes de la OMS mencionan al suicidio como la segunda causa de muerte en los adolescentes y adultos jóvenes de 10 a 24 años de edad, rubro de edad considerado por la OMS, refieren que los adolescentes presentan mayor riesgo suicida que otras poblaciones12,13 a nivel mundial,14,15 y que los intentos de suicidio, son más frecuentes que el suicidio consumado.16 Las estadísticas de la OMS, estiman que el suicidio en la población adolescente para el año 2020 aumentará17 en los países desarrollados y en vías de desarrollo.
Anualmente se registran alrededor de 900 000 suicidios en la población, de éstos, 200 000 se presentan en población pediátrica, adolescente y en adultos jóvenes. Asimismo, se reporta que el suicidio como causa de muerte y el método que se utiliza, varían de acuerdo a la cultura de cada país.
Actualmente, en la República Mexicana se ha observado el aumento del suicidio consumado en adolescentes,21 de 10 a 19 años y adultos jóvenes de 20 a 24 años de edad de acuerdo a las Estadísticas de Mortalidad del año 2000 al 2009, del Instituto Nacional de Estadística, Geografía e Informática (INEGI).22 Tanto el INEGI como un estudio epidemiológico sobre el suicidio en México dirigido por Borges y colaboradores,23 reportan al suicidio consumado como un acto particularmente masculino; en este estudio epidemiológico los investigadores mencionan que el suicidio se incrementó hasta un 275% en adolescentes y adultos jóvenes, en el rango de 15 a 29 años de edad. Describen que las mujeres muestran una tendencia a idear, planear e intentar el suicidio. Asimismo, encontraron que el ahorcamiento y el uso de arma de fuego son los métodos empleados por los hombres para lograr el suicidio y que en las mujeres son el ahorcamiento y el envenenamiento. Finalmente, mencionan que los factores de riesgo predisponentes de la conducta suicida en los adolescentes mexicanos, son la presencia de trastornos mentales como el trastorno depresivo, el trastorno por uso de sustancias, el trastorno en el control de los impulsos; y en las mujeres el trastorno de ansiedad. Ambos estudios, mencionan que las zonas de la República Mexicana que presentan mayores reportes de conducta suicida son Nuevo León en la zona norte y Campeche, Quintana Roo, Yucatán y Tabasco en la zona sur del país.
La enfermedad mental en el adulto es un tema que causa vergüenza a la familia, a la sociedad y al mismo paciente, sin embargo, cuando se trata de un padecimiento mental en niños y adolescentes el tema genera además, miedo a la estigmatización, por lo que la sintomatología en el paciente puede ser ocultada, negada o buscar atención de personas no especializadas, lo que puede llevar a la cronicidad de la enfermedad o al suicidio del paciente. En México, ciertos sectores de la población, no acuden a los servicios primarios de salud y quienes lo hacen, tienen como primer contacto al médico general, el cual puede diagnosticar en etapas tempranas la probabilidad de suicidio en el adolescente o en su caso derivar al especialista en Salud Mental del Centro de Salud o al Hospital General.