08 de mayo del 2020
Guillermo Saúl Escobar Cornejo
Los alucinógenos o psicodélicos son un grupo de sustancias psicoactivas que producen intensos efectos sobre la mente, que se adaptan bien a la fisiología humana, y no son consideradas drogas de adicción, pues no promueven su consumo compulsivo ni inducen un síndrome de abstinencia (Quirce-Balma, Badilla-Baltodano, Badilla-Chaves, Martínez-Herrera y Rodríguez, 2010). La ayahuasca es una preparación psicoactiva a base de plantas alucinógenas, que generalmente tiene como ingredientes a la Banisteriopsis caapi, rica en β-carbolinas, especialmente harmina, tetrahidroharmina (THH) y harmalina. Puede ser preparada también con Psychotria viridis, rica en dimetiltriptamina (DMT), que es un agonista de los receptores de serotonina 2A, 2C/1A con efectos alucinógenos. Como se sabe, las β-carbolinas funcionan como inhibidores reversibles de la enzima monoamino oxidasa A (MAO-A), involucrada en la inhibición del metabolismo de la DMT en el intestino, facilitando así su llegada al sistema nervioso central (Dos Santos, 2011).
Debido al desconocimiento sobre los efectos del consumo del ayahuasca a corto y a largo plazo en los seres humanos, a que ha sido utilizada por décadas con fines rituales por las poblaciones mestizas del Perú y Colombia (Luna, 2011), y a que su uso se vuelve cada vez más frecuente es que nace el interés por realizar esta revisión bibliográfica, que tiene como objetivo determinar qué componentes de esta bebida serían causantes de los diversos efectos que se le atribuyen y dar a conocer ciertas propiedades desconocidas hasta el momento.
Resultados de investigaciones
Farmacología y toxicidad
La harmina es conocida como inhibidor de la enzima mono amino oxidasa, pero también tiene alta afinidad por la enzima cuyo nombre viene del inglés Dual specificity tyrosine-phosphorylation-regulated kinase 1A (DYRK1A), moderada afinidad por el receptor 5HT2A, imidazolina I2 y el transportador de dopamina (Brierley y Davidson, 2012).
El modelo clásico de farmacocinética del ayahuasca, propuesto por primera vez por Holmstedt y Lindgren (1967) y seguidamente confirmado por McKenna, Towers y Abbott (1984), sugiere que la harmina inhibe MAO-A en el hígado e intestinos, atenúa la degradación de primer paso de DMT y así facilita su entrada al sistema circulatorio y los subsecuentes efectos psicoactivos. Las posibles interacciones químicas hacen referencia a la combinación del ayahuasca con antidepresivos o sustancias similares a inhibidores selectivos de la recaptación de serotonina o triptófano, en general podrían producir síndrome serotoninérgico, además del potencial peligro al consumir Ecstasy con ayahuasca (Frecska, 2007).
Efectos de la administración aguda del ayahuasca. Diferentes estudios reportan significativas modificaciones perceptuales, cognitivas y afectivas. No se encontraron evidencias clínicas relevantes de alteraciones en índices hematológicos o indicadores bioquímicos de la función del hígado en un experimento con humanos (Riba et al., 2001). Estudios con EEG reportan que la ayahuasca reduce la actividad de la unión temporo-parieto-occipital, corteza temporal y en regiones frontomediales, áreas que comprenden las cortezas de asociación somatosensorial, auditiva y visual, la corteza de asociación temporoparietal y también estructuras paralímbicas, que son relevantes en la emoción y procesos de memoria (Riba, Anderer, Jané, Saletu y Barbanoj, 2004). Por otro lado, se reportó que la ayahuasca no altera la calidad del sueño. En cuanto a su inicio y su mantenimiento, se observó que la ayahuasca inhibe el sueño REM, reduciendo su duración (Barbanoj et al., 2008). Es importante mencionar que la inhibición del sueño REM es también provocada por fármacos antidepresivos (Scherschlicht, Polc, Schneeberger, Steiner y Haefely, 1982; Vogel, Buffenstein, Minter y Hennessey, 1990). Del mismo modo, la supresión del sueño REM es utilizada como terapia no convencional para tratar la depresión (Leibenluft y Wehr, 1992).
Se registró un riesgo moderado cardiovascular relacionado con el consumo del ayahuasca en voluntarios sanos, pues se observó un aumento moderado en la presión arterial sistólica, diastólica y aumento moderado de la tasa cardiaca (Dos Santos, Grasa et al., 2012; Riba et al., 2001). En otro estudio relacionado, 6 voluntarios presentaron alteraciones de la presión sanguínea que cumplían criterios diagnósticos de hipertensión. Uno de los voluntarios mostró alteraciones de la frecuencia cardiaca que cumplían con los criterios diagnósticos de taquicardia (Riba y Barbanoj, 2005).
Se evidencia un incremento en los niveles plasmáticos de prolactina, cortisol y hormona de crecimiento después del consumo del ayahuasca y las medidas de las funciones del sistema autónomo como la temperatura, respiración, medidas pupilares, estuvieron moderadamente alteradas (Callaway, McKenna et al., 1999; Callaway, Raymon et al., 1996). La función de la dopamina en el lóbulo anterior de la glándula pituitaria es inhibir la liberación de prolactina, por lo que el aumento de prolactina reportado sugiere la disminución de dopamina en esta estructura. El efecto inmunológico del consumo del ayahuasca incluyó modificaciones dependientes del tiempo en subtipos de linfocitos CD4 y CD3, los cuales se mostraron disminuidos (Dos Santos, Grasa et al., 2012, Dos Santos, Valle et al., 2011). Los efectos adversos más frecuentes encontrados en algunos estudios fueron las náuseas y los vómitos (Dos Santos, Grasa et al., 2012; Riba y Barbanoj, 2005; Riba et al., 2001).
Existen reportes sobre las interacciones de los alcaloides del ayahuasca con otros compuestos químicos o drogas de abuso con consecuencias potencialmente adversas e incluso fatales (Lima y Tófoli, 2011; Lima, Naves, Motta, Migueli y Brito, 2002; Sklerov, Levine, Moore, King y Fowler, 2005; Warren, 2004). No está clara la acción directa del ayahuasca como principal protagonista de estos efectos. El artículo de Callaway, Grob et al., (2006) critica los resultados obtenidos en los estudios anteriormente mencionados.
Efectos de la administración crónica del ayahuasca. Se encontró un aumento en los sitios de unión para 5HT en las plaquetas en sangre de consumidores del ayahuasca (n = 13), lo que sugiere un cambio en la actividad sináptica de 5HT, con aumento de su producción y liberación (Callaway, Airaksinen, McKenna, Brito y Grob, 1994). Posteriormente, se midió los problemas relacionados con el potencial abuso de drogas en consumidores habituales del ayahuasca y se concluyó que, en general, el empleo ritual del ayahuasca en usuarios actualmente activos no parece estar asociado con los efectos psicosociales nocivos normalmente causados por otras drogas de abuso (Fábregas et al., 2010). En otro estudio se evaluó personalidad, psicopatología, actitudes de vida y el rendimiento neuropsicológico en usuarios del ayahuasca (n = 127) y controles (n = 115) al inicio y después de un año, y no se encontraron pruebas de desajuste psicológico y en la salud mental en el grupo de consumidores habituales del ayahuasca (Bouso et al., 2012).
De momento, no se encuentra evidencia científica clara que reporte efectos tóxicos del ayahuasca en mujeres embarazadas o en los niños nacidos de mujeres consumidoras del ayahuasca en estado de gestación, pese a que el consumo ritual del ayahuasca es practicado desde hace siglos (Labate, 2011).
Ayahuasca y tratamiento para la adicción
La literatura sugiere que el consumo tradicional de esta preparación en el marco social tiene un riesgo mínimo de potencial abuso o en la formación de dependencia (Gable, 2007). Una entrevista psiquiátrica estructurada realizada a 15 usuarios brasileros del ayahuasca con un consumo semanal durante 10 años reveló que en ese momento ninguno presentó trastorno de abuso de alcohol, depresión o ansiedad, 5 de los 15 tuvieron previamente desorden de abuso de alcohol y 5 de ellos tuvieron trastorno depresivo mayor o trastorno de ansiedad fóbica (Grob et al., 1996). Otro estudio basado en entrevistas a 32 norteamericanos miembros de la iglesia Santo Daime, con un consumo semanal, que participaron en promedio de 269 ceremonias, reportó que 24 participantes tuvieron abuso o dependencia de alcohol y drogas, de los cuales 22 estuvieron en total remisión al momento de la entrevista (Halpern, Sherwood, Passie, Blackwell y Ruttenber, 2008). En otro estudio con un muestra mayor de casos de usuarios del ayahuasca (95 participantes), con un consumo de dos veces por mes, durante 15 años, se reportó que el uso de alcohol, barbitúricos, sedantes, cocaína, anfetaminas y solventes se redujo en los usuarios actuales del ayahuasca. Sin embargo, todos los usuarios del ayahuasca usaron previamente cannabis y continuaron usándolo (Fábregas et al., 2010). El centro Takiwasi en Perú donde se brinda tratamiento para la adicción utilizando ayahuasca (con un promedio de 20 sesiones durante 6 meses) como el componente nuclear del protocolo terapéutico (Mabit, 1996) realizó un estudio que ha informado de los primeros 175 pacientes que participaron desde 1992 hasta 1997, de los cuales el 67 % fue dependiente a la pasta básica de cocaína y el 80 % al alcohol o al alcohol y otras sustancias. El seguimiento de los participantes por al menos dos años después de haber dejado el centro mostró que el 54 % evitó la recaída, y adicionalmente demostraron indicadores de reintegración social y profesional, capacidad de soporte familiar (Mabit, 2002). Estudios preclínicos de harmina han mostrado efectos neurobiológicos significativos en un número de objetivos moleculares estableciendo una importancia cada vez más resaltante en el sistema dopaminérgico y de la drogodependencia. Esto incluye la potente inhibición de DYRK1A (Bain et al., 2007), una muy potente inhibición de la MAO-A (Schwarz, Houghton, Rose, Jenner y Lees, 2003), moderada afinidad por los receptores 5HT2A (Grella, Teitler, Smith, Herrick- Davis y Glennon, 2003), sitio de unión a los receptores de imidazolina I2 (Husbands et al., 2001), e inhibición de los DAT a elevadas concentraciones (Drucker Raikoff, Neafsey y Collins, 1990).
Uso terapéutico del ayahuasca en enfermedades neurodegenerativas
Los alucinógenos estimulan las neuronas piramidales dependientes de glutamato ubicadas en la capa V de la corteza prefrontal, involucradas en el aprendizaje, memoria y control del estrés (Adams, 2009), y aumentan la concentración de glutamato extracelular vía receptores 5HT2A, con lo que activan receptores AMPA y NMDA, y aumentan BDNF (Vollenweider y Kometer, 2010).
Otras investigaciones reportaron además de alcaloides de la β-carbolinas, tetrahidrhoarmina y harmina otros componentes pertenecientes a las proantocianidinas como la epicatequina y procianidina, las cuales tienen efecto antioxidante (Wang et al., 2010). La inhibición de la MAO por harmina y harmalina proporciona protección contra la neurodegeneración, y tiene potencial valor terapéutico para el tratamiento de la enfermedad de Parkinson (Serrano, Cardozo y Sánchez, 2001). Estos resultados en conjunto apoyan los potenciales usos del ayahuasca, la cual contiene B. caapi, en el tratamiento de la enfermedad de Parkinson (Serrano et al., 2001; Schwarz et al., 2003). Se sugiere que el extracto estandarizado de B. caapi puede ser útil para las enfermedades neurodegenerativas por su efecto combinado de proantocianidinas y alcaloides de βcarbolinas, las cuales le proporcionan efectos inhibitorias de la MAO-B, propiedades antioxidantes y antineurodegenerativas (Heo y Lee, 2005), mientras que la inhibición de la MAO aumenta la liberación de dopamina en las células del cerebro (Schwarz et al., 2003), lo cual podría evitar su deterioro.
La harmina ha sido probada en modelos parkinsonianos y ha incrementado el flujo de dopamina en el estriado en roedores (Schwarz et al., 2003). Además de su acción antioxidante y mecanismos dependientes de inhibidores MAO, la harmina también puede inhibir DYRK1A, así como las neurofibras asociadas con la enfermedad de Alzheimer (Sitz et al., 2008).
Uso del ayahuasca en ansiedad y depresión
Los IMAO han sido usados en el tratamiento de la depresión (Stahl y Felker, 2008) y en la enfermedad de Parkinson, como se ha mencionado en el apartado anterior. Por esta razón, los psicodélicos pueden modular correctivamente el sistema de circuitos prefrontal-límbico que está implicado en la patofisiología de los desórdenes afectivos y del humor como la ansiedad y depresión (Vollenweider y Kometer 2010).
Se estudió los efectos de la harmina cuando es administrada crónicamente. En el modelo de deterioro crónico del estrés de la depresión, la harmina (15mg/kg x 7 días) revirtió la anhedonia y normalizó la hormona adrenocorticotropina (ACTH) y los niveles de BDNF (Fortunato et al., 2010a) y cuando se administró por 14 días, la harmina redujo la inmovilidad en la prueba de nado forzado y aumentó los niveles de BDNF en el hipocampo (Fortunato et al., 2010b). Los sitios de unión de la imidazolina han sido sugeridos como nuevos objetivos para los antidepresivos (Holt, 2003).Otro estudio de administración aguda del ayahuasca en tres mujeres con diagnóstico de depresión no reportó reacciones adversas serias, lo que sugiere una buena tolerabilidad de este grupo de pacientes para el uso del ayahuasca (Osório et al., 2011).