31 de May del 2019
AnĂ³nimo
En las estadísticas mundiales, entre las 10 primeras causas de muerte, las enfermedades cardiovasculares ocupan lugares prioritarios, representando la mitad de la mortalidad global.
En Estados Unidos se ha observado una disminución de la mortalidad por enfermedades cardiovasculares en general y por cardiopatía isquémica, al lograr cambios en los estilos de vida y con la realización de estudios de intervención médica, que han logrado descender las cifras de colesterol sérico en la población, y un incremento del control de pacientes hipertensos, disminuir de forma notable el número de fumadores, así como una mayor cantidad de personas incorporadas al ejercicio físico sistemático cuyo resultado ha sido la reducción de la obesidad.6
En Cuba las enfermedades del corazón constituyen la primera causa de muerte en los últimos 35 años, siendo la tasa de 180,3 x 100 000 habitantes en el año 2000.6 Uno de cada 4 cubanos muere por infarto del miocardio.También, desde hace 2 décadas la cardiopatía isquémica constituye la primera causa de muerte en Cuba y en el mundo. Hay una incidencia ascendente en esa enfermedad,3 y se ha visto que existe una alta prevalencia de hipertensión arterial de 20-30 %, y en la diabetes mellitus de 1 a 5 %.
A partir de los estudios de Framingham y Oslo se hizo más evidente la relación entre cardiopatía isquémica y los patrones de conducta denominados factores de riesgo coronarios, que se clasifican atendiendo a la demostración de causalidad o no según Stamler. La causalidad, según este investigador, es por los factores modificables que incluyen los factores de riesgo establecidos donde está demostrada la relación causa-efecto, los factores de riesgo posibles o probables donde hay gran asociación, pero no relación causa-efecto, y los factores de riesgo hipotéticos en los cuales se observa alguna asociación, pero su acción sobre la enfermedad crónica aún no se ha demostrado; y el otro grupo incluye los factores de riesgo no modificables, como son la edad, la raza, el sexo, la consanguinidad.
El hábito de fumar constituye un factor de riesgo independiente de primer orden para el ataque cardiaco. Es uno de los hábitos tóxicos socialmente adquiridos que interviene en un grupo numeroso de entidades como la cardiopatía coronaria, el cáncer del pulmón, la enfermedad arterial periférica, la úlcera gastroduodenal y las enfermedades crónicas pulmonares obstructivas, entre otras.Podría considerarse como el principal de los factores modificables de cardiopatía coronaria.
El tabaquismo incrementa también el riesgo de recurrencia de ataques cardiacos entre los supervivientes de un infarto del miocardio. Está demostrada la asociación entre el consumo de cigarrillos y el infarto agudo del miocardio, porque los fumadores presentan una tasa de mortalidad por enfermedad coronaria de un 70 % mayor que los no fumadores, y en el caso de los que fuman más de 2 cajas al día el riesgo es de hasta 200 % superior. El consumo de cigarrillos duplica el riesgo de enfermedad del corazón,5 pues contiene sustancias que dañan directa e indirectamente la pared de los vasos, efecto importante en el desarrollo de la aterosclerosis, y en la producción de eventos tromboembólicos.
La nicotina es capaz de elevar la tensión arterial y aumentar el gasto cardiaco, incrementar los ácidos grasos libres en el suero y la secreción de cortisol. La nicotina es un alcaloide líquido, incoloro, volátil, soluble y extremadamente tóxico. Está considerada una droga dura como la heroína.
El colegio de médicos del Reino Unido calificó a la nicotina de droga tan peligrosa como la heroína, por lo que los fumadores deben recibir atención médica como otro tipo de drogodependencia. De las 4 000 sustancias guías inhaladas por el fumador en cada aspiración, 40 han sido catalogadas de cancerígenas (Fuente: Londres, febrero 14/2000). El monóxido de carbono, por su mayor afinidad por la hemoglobina, reduce la cantidad de oxígeno disponible en los fumadores entre un 2 y un 15 % de acuerdo con la cantidad de cigarrillos que se fumen. Se dice que produce lesiones en la pared de los vasos y aumento de la permeabilidad. El tabaquismo ejerce una acción negativa disminuyendo los niveles de HDL, reduciendo el efecto protector de este y aumentando por ello el riesgo de sufrir una enfermedad coronaria.
Ocurren problemas de salud relacionados con el humo del tabaco en el ambiente, con los síntomas/signos siguientes en los adultos: rinitis/faringitis, congestión nasal, tos persistente, cefalea, irritación de la conjuntiva, sibilantes, exacerbación de las enfermedades respiratorias crónicas; y en el niño se ha comprobado inicio de asma, mayor severidad o dificultad para controlarlo en caso de que ya lo padeciera, infecciones frecuentes de las vías respiratorias superiores, episodios de otitis media, efusión persistente del oído medio, ronquido, neumonía repetida y bronquitis. También puede provocar cambios en el sistema inmunológico con disminución de las defensas.
Los no fumadores, niños y cónyuges en particular, que se exponen directamente al humo del tabaco y que pasan un tiempo considerable con fumadores sufren molestias, irritación y efectos adversos a la salud. Los efectos cardiovasculares agudos incluyen el aumento del ritmo cardiaco y la tensión arterial, y de la carboxihemoglobina en sangre, con una disminución de la resistencia física en las personas sanas, con angina estable o enfermedad vascular periférica. Los estudios han demostrado mayor frecuencia de cardiopatía no mortal entre los no fumadores expuestos al humo.
El humo del tabaco en el ambiente es un importante contaminador del aire en interiores, por lo que es inevitable que los no fumadores inhalen algo del humo involuntariamente. Este humo es una mezcla dinámica y compleja de más de 4 000 productos químicos que se encuentran, tanto en su fase de vapor como en partículas. Muchos de ellos son agentes tóxicos o carcinógenos, a los que están expuestos los no fumadores en interiores donde se fuma. Todos los compuestos concentrados en el humo del flujo principal, inhalado por el fumador activo, también se encuentran en el humo de flujo lateral emanado por el cigarro, puro o pipa por el extremo en que se quema. Al que inhala el humo del tabaco se le denomina fumador de segunda mano, fumador pasivo o fumador involuntario.
La Agencia de Protección Ambiental de los Estados Unidos ha clasificado al humo del tabaco como un carcinógeno natural para los humanos y estima que aproximadamente 3 000 no fumadores mueren de cáncer del pulmón por su causa, y concluyeron que el tabaquismo pasivo puede causar cáncer del pulmón en adultos sanos que nunca han fumado.
Los pulmones de los niños son más susceptibles a los efectos nocivos del humo del tabaco. En los lactantes y niños menores de 3 años la exposición duplica la incidencia de neumonía, bronquitis y bronquiolitis, asma, y se observa una prevalencia de mayor gravedad del asma en hijos de mujeres con alto consumo de tabaco, que contribuye a una significativa reducción del funcionamiento pulmonar. Los efectos adversos del humo del tabaco en la salud, especialmente en los niños, se relaciona con la incidencia de tabaquismo en el hogar, y es mayor cuando ambos padres fuman.
La repercusión del tabaquismo materno en el desarrollo del feto es asociado con una mayor incidencia del síndrome de muerte súbita en el recién nacido. Una ventilación adecuada de los espacios cerrados puede disminuir el olor del humo del tabaco en el ambiente, pero los riesgos para la salud no se eliminan mediante los métodos de ventilación generalmente aceptados. Las investigaciones realizadas han llegado a la conclusión de que no es factible la remoción total del humo de tabaco a través de la ventilación.17 La solución más efectiva es evitar que se fume en el ambiente del individuo, ya sea prohibiendo fumar, o restringiéndolo en habitaciones diseñadas para ese fin.
Estas habitaciones deberán ventilarse por separado al exterior. El hábito de fumar constituye un factor de riesgo independiente de primer orden para el ataque cardiaco, y se considera como el principal factor modificable de cardiopatía coronaria. (Congresos agosto 2001 Prous Sciencie. Avances en Salud cardiovascular presentados en la L Sesión Científica Anual del Colegio americano de Cardiología, 2001.).
Un grupo de investigación de la Universidad de Stanford demostró que la nicotina a concentraciones observadas en los fumadores aumenta 3 veces la proliferación de las células endoteliales en las coronarias humanas. La nicotina también provocó, de manera dependiente de la dosis, la formación de túbulos en una prueba de gel de colágeno in vitro (Heeschen C y otros. Abst 1074-163:227 A).
La población cubana es tradicionalmente fumadora, por lo que tenemos que trabajar intensamente para disminuir y/o erradicar este hábito. En Cuba existe la voluntad de evitar en buena medida la epidemia de las enfermedades crónicas, o al menos, lograr que su prevalencia disminuya a través de la promoción de cambios en los estilos y modos de vida actuales hacia los más saludables: alimentación adecuada, práctica de ejercicios físicos y la disminución y/o erradicación del hábito de fumar y del alcoholismo, por lo que es extremadamente importante el énfasis en estos temas.
Fuente: http://scielo.sld.cu/scielo.php?pid=S0864-21252003000400001&script=sci_arttext&tlng=pt