21 de February del 2019
Anónimo
Tal vez para alguien esto pueda resultar extraño, pero para la mayoría no, el hecho es que ya estamos acostumbrados a convivir con las nuevas tecnologías. Hay un concepto cada vez más extendido “el internet de las cosas” que se refiere a la interconexión digital de objetos cotidianos con internet; por ejemplo un frigorífico “conectado” que nos avisa al móvil de la fecha de caducidad de uno de nuestros alimentos, o nos dice qué nos falta por comprar. ¡Fantástico! pero… ¿somos capaces de ver su lado potencialmente peligroso o perjudicial?
Conociendo la magnitud y el impacto de las nuevas tecnologías de la comunicación e información (TIC) en la sociedad, cabe preguntarse de qué forma o formas incide el uso de Internet, el móvil y las redes sociales en las relaciones y el estado emocional de las personas.
Es normal la rápida introducción y aceptación de las nuevas tecnologías: acceso fácil e instantáneo a información de cualquier temática y procedencia, posibilidad de comunicación inmediata y sencilla, voz y/o imagen desde cualquier lugar y en cualquier momento, nuevas herramientas para la publicidad, marketing, búsqueda de empleo, compras, ocio…
Estas características: inmediatez, proximidad, globalización, deslocalización, etc., que las hacen tan atractivas son al mismo tiempo: anonimato, sensación de libertad, apariencia de seguridad o de menor exposición, etc., las que pueden “engancharnos”, incluso en algunas personas, desencadenar problemas psicológicos en forma de adicción a la tecnología o adicción a las redes sociales.
Fuente: https://www.areahumana.es/adiccion-a-la-tecnologia/