23 de February del 2010
ALCOHOL
Las bebidas alcohólicas están tan introducidas en nuestras costumbres, empapan a tal punto nuestra vida social que, en ocasiones, perdemos de vista las complicaciones que de su uso indebido pueden derivarse.
El alcohol es la droga más consumida en nuestro entorno sociocultural, es la que cada día personas más jóvenes usan y la que más problemas genera como accidentes de tráfico, malos tratos, separaciones, alcoholismo, etc...
El alcohol es un depresor del Sistema Nervioso Central que interfiere progresivamente el funcionamiento de los centros cerebrales superiores, produciendo la desinhibición del sujeto. No es, pues, un estimulante como a veces se cree; la euforia inicial que provoca se debe a que adormece en primer lugar los centros cerebrales responsables de la inhibición.
La graduación de una bebida indica el volumen de alcohol etílico que contiene. Por ejemplo un vino de 12 grados contiene un 12% de alcohol puro. La cantidad máxima de alcohol que una persona puede ingerir sin sufrir daño sería de 625 mililitros de vino de 12 grados (menos de ¾ de litro). Las cantidades recomendables son, no obstante, inferiores.
Traducido a “unidades de bebida” (½ vaso de vino, ½ whisky, ½ cuba, ½ caballito de tequila, etc.), el límite máximo recomendable estaría en 5 unidades de bebida por día para los hombres y 3 para las mujeres, a quienes el alcohol afecta de manera más severa.
El alcohol se absorbe en un 20% en el estomago y en un 80% en el intestino delgado. De ahí que todo aquello que facilite el paso del alcohol ingerido al intestino (estómago vació, bebidas carbónicas, etc. ) acelera la absorción dando lugar a un nivel más alto y más rápido de alcohol en sangre. Los efectos del alcohol dependen de la cantidad presente en la sangre, en un momento determinado (tasa de alcoholemia). A medida que aumenta la cantidad de alcohol en sangre se va incrementando el riesgo de sufrir complicaciones en la salud y el riesgo de sufrir accidentes de tráfico. El sujeto experimenta desde un estado de euforia, pasando por la perdida del control de las facultades superiores hasta llegar a la muerte por parálisis de los centros respiratorio y vasomotor.
Hoy en día, entre los jóvenes (14-17 años), el alcohol se a convertido en una obligación para asistir a los eventos. Algunos padres se sienten comprometidos y no saben como manejar y controlar esta situación. A veces por considerarse una droga “legal”, algunos jóvenes toman por imitación o con autorización de los padres que creen que no pasa nada. Entre los jóvenes se ha convertido en moda decir: “Si no hay alcohol en la fiesta, no vamos” y al final los padres terminan cediendo.
No tiene nada de malo saber y poder decir que NO a sucesos como estos.
Como padre o madre de un preadolescente, usted tiene una oportunidad especial. Su hijo se encuentra en una edad “intermedia” en la que aún no es tan mayor como para entender muchos de los temas de los adultos, pero todavía acepta voluntariamente la guía de sus padres. Es un momento en el cual usted puede dialogar abiertamente con él acerca de los peligros del abuso del alcohol, y prepararlo para afrontar la presión de los compañeros a beber, que se producirá en un futuro cercano..., si es que no se ha presentado ya.
Se trata de un serio error de perspectiva. Hay que comparar las edades, las cantidades, las horas en que se bebe y el significado que está adquiriendo el consumo de alcohol para muchos jóvenes. Haber bebido mucho cuando se comenzó a salir con amigos a los 18 años, o con motivo de alguna celebración, tiene poco que ver con tener 15 años y beber
-2-
prácticamente todos los fines de semana hasta alcanzar “un punto”, como si fuera la única manera de divertirse, y hacer una valoración positiva de esta conducta.
Aquí algunos consejos prácticos para ayudar a su hijo a decir NO al alcohol:
APRENDA A ESCUCHAR REALMENTE A SU HIJO
Los niños pueden hablar mejor sobre cualquier tema (incluyendo el alcohol y las otras drogas) con aquellos padres que saben escuchar. Pero cierto tipo de respuestas de los padres como juzgar, criticar, tomar a la ligera los problemas, manifestar incongruencia entre lo que se dice y lo que se hace, dar demasiados consejos o pretender tener todas las respuestas, hacen difícil que los preadolescentes compartan sus sentimientos. Escuchar con atención pone de manifiesto una preocupación cariñosa por su hijo, pero escuchar supone algo más que no interrumpir mientras el otro habla. Escuchar realmente requiere concentración y práctica.
HABLE CON SU HIJO ACERCA DEL ALCOHOL Y LAS DEMAS DROGAS
Al margen de que en su hogar los adultos beban o no alcohol, puede estar seguro de que los niños conocen su uso por los amigos, otros adultos, la publicidad, etc. La televisión y el cine son importantes fuentes de conocimiento sobre el alcohol. Sin embargo, muchas de las informaciones recibidas por los preadolescentes a través de estos medios son erróneas. Cuando hable con su hijo sobre el alcohol, descubrirá que probablemente ya ha adquirido algunas ideas erróneas. Todo esto señala la importancia de la comunicación sobre el tema entre padres e hijos, para ayudar a cambiar concepciones erróneas y actitudes equivocadas.
Explique a su hijo claramente porque los menores no deben beber. Una razón por la cuál su hijo no debe beber es porque esa es una norma establecida en su familia. La investigación muestra que los niños cuyos padres mantienen una actitud desfavorable al consumo de tabaco, tienen menos probabilidades de empezar a fumar. Esta misma idea puede aplicarse al uso del alcohol.
AYUDE A SU HIJO A SENTIRSE BIEN CONSIGO MISMO
¿Qué relación existe entre la imagen de sí mismo y el uso de alcohol y las demás drogas? Diversos estudios muestran que las personas con problemas de dependencia suelen tener una baja autoestima. Un preadolescente que se siente bien consigo mismo tiene mayores probabilidades de decir NO al alcohol y a las otras drogas.
¿Qué puede ayudar a fomentar la autoestima de los preadolescentes?
Estimule los éxitos de su hijo. Busque éxitos incluso en pequeños asuntos, y elogie a su hijo a menudo. Es más probable que obtenga el comportamiento que desea si pone énfasis en las cosas positivas, en lugar de llamar siempre la atención sobre lo negativo.
Elogie el esfuerzo, no solo el logro. Hágale saber a su hijo que no siempre tiene que ganar. Que es necesario e importante plantearse metas, pero que intentar y tratar de dar lo mejor de sí mismo es ya un hecho positivo.
Ayude a su hijo a marcarse metas realistas. Si las expectativas del niño o de los padres son demasiado elevadas, el hecho de no lograr todo lo que se desea puede resultar un duro golpe.
-3-
No compare el esfuerzo de su hijo con el de los demás. Siempre habrá niños y niñas mejores o peores estudiantes que su hijo, más o menos inteligentes, más o menos creativos, hábiles, simpáticos o buenos deportistas. Su hijo debe saber que un buen esfuerzo tiene el mismo mérito que conseguir una medalla.
Cuando corrija a su hijo, critique el acto, no al niño. Un comentario irreflexivo puede ser devastador para un niño. El preadolescente todavía considera la palabra del adulto como una ley, por lo que los padres deben fijarse muy bien en la forma de reprender a sus hijos.
Déle a su hijo responsabilidades. Los niños que tienen quehaceres en la casa saben que están haciendo algo importante para ayudar. Aprenden a verse a sí mismos como personas útiles y el cumplir con sus obligaciones les produce una sensación de logro.
Demuestre a su hijo que le quiere. Los besos, los abrazos y los “te quiero” ayudan a su hijo a sentirse bien consigo mismo. Los niños nunca son demasiado pequeños o mayores para decirles que son queridos y valorados.
OFREZCA UN BUEN EJEMPLO
Los padres son modelos para sus hijos aunque no lo pretendan. Probablemente, usted ya habrá notado algunas ocasiones en las cuales su hijo actúa o habla como usted. Los padres pueden utilizar este tipo de influencia para ayudar a sus hijos preadolescentes a evitar el alcohol y las otras drogas. Usted puede ser un modelo por sus propios hábitos de consumo de alcohol y por sus actitudes hacia los hábitos de los demás.
AYUDE A SU HIJO A AFRONTAR LA PRESIÓN DE LOS COMPAÑEROS
Como todas las personas, los preadolescentes quieren pertenecer a un grupo. Esta necesidad es muy importante para ellos. Se ha demostrado que en este contexto grupal muchos jóvenes se sienten presionados por sus compañeros a consumir alcohol. Como padre, usted puede lograr que la respuesta a esta primera invitación de sus amigos sea positiva para su salud. Muchos de los aspectos ya mencionados, como la autoestima, los principios sólidos y las actitudes familiares consecuentes pueden darle a su hijo un apoyo muy valioso.
FOMENTE ACTIVIDADES RECREATIVAS
AYUDE A SU HIJO A TOMAR DECISIONES
ESTABLEZCA NORMAS FAMILIARES QUE AYUDEN A SU HIJO A DECIR “NO”
Se ha demostrado que, en contra de lo que muchas personas creen, los niños desean que sus vidas tengan unas pautas de actuación definidas. Actúan de una manera más responsable cuando los padres ponen límites claros, razonables y, en la medida de lo posible, negociados, a su conducta. Las reglas en la familia le proporcionan a su hijo una manera fácil de decir “NO” a la presión de grupo. Procure ayudar a su hijo a encontrar sus propias razones para decir “NO” al alcohol y a las otras drogas.
-4-
No siempre es fácil saber cuándo un preadolescente ha probado el alcohol ya que, generalmente, no beben tanto como para que se produzcan efectos evidentes. Sin embargo, aunque su hijo no muestre signos de haber experimentado con el alcohol, al hablar de cómo ocupa su tiempo libre puede ponerle a usted sobre aviso de que quizás se esté iniciando en el consumo. Si usted sospecha que su hijo está experimentando con el alcohol, hable con él, pero en un tono que no sea acusador. Las acusaciones harán que su hijo se situé a la defensiva y le darán más importancia a su enfado que al mensaje que le transmite acerca del uso del alcohol. Hable con él de los efectos indeseables que tiene sobre el organismo en desarrollo, y de los peligros que conlleva el que los niños lo consuman. Si su hijo preadolescente acude por propia iniciativa a contarle que ha experimentado con el alcohol, alabe su honestidad, escuche como se siente su hijo ante esta experiencia, repita las razones por las cuales los menores no deben beber, haga que su hijo se comprometa a no volver a beber, ayude a su hijo a pensar en formas posibles de decir “NO” al alcohol en el futuro y permita a su hijo, si lo cree conveniente, le utilice a usted como excusa cuando se enfrente a la presión del grupo.
Si sospechas que puedes tener un problema con la bebida, o conoces a alguien que abusa del alcohol, por favor contacta a Umbral al 5520-9302 o a nuestra línea de emergencia las 24 hrs. 2587-6555.
Para obtener más información por favor llamanos al 5520-9302 o visita: www.umbral.cc
Esta información fue recopilada del centro de Información Nacional para el Alcohol y Drogas de SAMHSA , el Instituto Nacional sobre el abuso del Alcohol y el Alcoholismo, Asofa.org y La Sociedad Frente a las Drogas, España.