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  • ¿Cuánto tiempo dura el duelo por una ruptura amorosa? Esto es lo que dice la ciencia

26 de julio del 2024

https://www.elmundo.es/yodona/parejas/2022/01/26/61efbe76fdddff0b6f8b456d.html

¿El tiempo lo cura todo? Parece ser que sí, pero con matices. Después de una ruptura amorosa, uno puede sentir que su corazón roto nunca se recuperará. El desamor es uno de los sentimientos más desgarradores y, por desgracia, muy común. Pero hay esperanza. Según investigaciones científicas, el tiempo de recuperación después de una ruptura abarca de seis meses a dos años. Es una horquilla bastante amplia, pero cada persona tendrá un proceso único y personal. A esta conclusión llegó un estudio elaborado por la Universidad de Binghamton (Nueva York) y la University College de Londres, titulado "Diferencias cuantitativas de sexo en respuesta a la disolución de una relación sentimental". Esta investigación, publicada en la revista científica Evolutionary Behavioural Sciences, encuestó a 5.705 participantes de 96 países. Diferencias entre hombres y mujeres ante una ruptura: El citado estudio observó que existen diferencias importantes en la forma en que hombres y mujeres afrontan una ruptura. Ellas sufren un dolor más intenso, pero en términos temporales se recuperan antes. Por su parte, el dolor de ellos es menor, pero tardan más tiempo en superarlo. Tanto es así, que es más frecuente que un hombre "pase página" y rehaga su vida aún sin haber superado del todo su anterior vínculo. Según la investigación, las mujeres rompen la relación con más frecuencia que los hombres. Además, el duelo posterior a una relación es mayor cuando una persona es rechazada, mientras que quien 'corta' sufre menos. Asimismo, el dolor es menor (aunque igualmente presente) cuando la ruptura es de mutuo acuerdo. Otra revelación llamativa de la publicación es que la falta de comunicación es la causa más común para disolver una relación. Además, la respuesta emocional en una ruptura es mucho más severa que la física. Las fases del duelo en el desamor: La investigación determinó que existen hasta seis fases de duelo tras una ruptura, si bien pueden diferir mucho en función del caso personal. La primera es la desorientación, desconcierto y pánico ante un escenario incierto. Después llegan e dolor y la tristeza, le s sigue una etapa de reflexión y otra de asimilación. Posteriormente, la persona se abre a nuevas relaciones y en la fase final conluiriía con la satisfacción de haber retomado su vida. Las consecuencias principales de un desamor son un bajo estado anímico (incluso depresión en las circunstancias más graves), ansiedad, irá, baja autoestima, pánico, estrés, problemas estomacales, falta de apetito o atracones en función de la persona, dificultad para conciliar el sueño e incluso puede producirse una bajada de defensas. Para entender esta complejidad el psicólogo propne distinguir entre dos tipos de duelo de pareja: El consensuado y el difuso: El duelo de pareja cnsensuado se denomina también mutuo acuerdo. Una expresión que, según apunta el experto, en realidad es un puro eufemismo porque es miu difiícil que dos personas se quieran separar con la misma seguridad en la decisión: "Normalmente uno quiere separarse, aun con sus dudas, y al otro no le queda más remedio que aceptarlo". Revela Gónzalez. Lo que define a este tipo de duelos es que se correlacionan con duelos normales, donde no hay más dolor del necesario, pero en los que también se puede correr el riesgo de no elaborar el duelo de manera auténtica maquillando la rabia y la tristeza y evitando la distancia emocional. El duelo de pareja difuso es aquel en el que, aunque se crsitalice la separación de manera efectiva, las dos pesonas que forman la pareja se siguen encontrando puntualmente como esa persona que en realidad no son. Aquí se pueden dar casos como el que ejemplifica esta frase: "Nos hemos separado, pero cuando hacemos el intercambio de los niños a veces me quedo a dormir en casa de mi ex". Lo que sucede con este tipo de duelo, según afirma Gonzáles, es que puede tener la problemática de dificultar la inversión emocional en otras relaciones y, sobre todo, puede llegar a generar confusión en los hijos.