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Te hablamos de las adicciones
  • Abordaje de la sexualidad en la adolescencia

06 de septiembre del 2023

http://scielo.sld.cu/scielo.php?script=sci_arttext&pid=S1727-81202017000300010

La sexualidad es una parte integral de la personalidad, está presente durante toda la vida del ser humano desde el nacimiento hasta la muerte y la manera de manisfestarla y vivirla es diferente en cada persona, así como su forma de expresión varían según cada época de la vida.

La adolescencia es una etapa bien definida del ciclo vital humano que se encuentra entre la niñez y la adultez, se caracteriza por profundos cambios biológicos, sicológicos y sociales. Es considerada como una de las etapas más sanas de la vida, también una de las más complejas. Es por ello que para brindar una adecuada atención integral a los adolescentes y jóvenes son necesarios servicios de calidad que incluyen no solo la integralidad, formación y capacitación del personal que brinda el servicio, sino la participación activa de los adolescentes, ya sea en el consultorio de la comunidad (médico de familia, policlínico, escuela, centro de trabajo) o en unidades hospitalarias.1

La Organización Mundial de la Salud (OMS) define la adolescencia como el periodo de crecimiento y desarrollo humano que se produce después de la niñez y antes de la edad adulta, entre los 10 y los 19 años.2

Por su parte Kliegman Robert M, et al,3 exponen que la adolescencia se divide en tres etapas: adolescencia inicial (10-13 años), media (14-17 años) y final (18-21 años) y cada una se caracteriza por un conjunto de acontecimientos biológicos, cognitivos y sociales típicos.

Cornellà i Canals J4 describe las características más específicas en cuanto al desarrollo sexual en la adolescencia. Estas tipologías coinciden con lo descrito por los autores antes mencionados:

  • Pre adolescencia: escasa preocupación física y psíquica por la sexualidad, recogida de información y mitos.
  • Adolescencia temprana: pubertad: curiosidad, deseo, preocupación por los cambios puberales, amistades del mismo sexo, exploración sexual, enamoramiento, frecuentes fantasías sexuales.
  • Adolescencia media: se completa la maduración sexual. Se produce una energía sexual alta: importancia del contacto físico, preocupación por el sex appeal, acercamiento al sexo opuesto, conductas de riesgo.
  • Adolescencia tardía: identidad sexual adulta, capacidad para la intimidad, conducta sexual menos explosiva, más expresiva, preocupación acerca de la procreación.


En la actualidad, los adolescentes inician sus relaciones sexuales cada vez más temprano, aunque es una práctica para la que no están preparados. Pese a que han dejado de ser niños, todavía no son adultos. Es un período de rápido desarrollo en el que los jóvenes adquieren nuevas capacidades y se encuentran ante muchas situaciones nuevas.

Autores como De Irala Jl, et al, Rodríguez Carrión J, Rivera-Rivera L y Francisca Corona H et al5-8, manifiestan que en muchos de los países latinoamericanos donde se incluye Cuba, se encuentra un alto porcentaje de la población joven que mantiene relaciones sexuales a una edad cada vez más temprana. Los tabúes, barreras culturales y de género y las vías de comunicación utilizadas no dejan a los adolescentes adquirir la información adecuada sobre su sexualidad y salud reproductiva. Pocos practican un sexo seguro, lo cual resulta en embarazos precoces o no deseados, aborto o infecciones por transmisión sexual, incluyendo el VIH/SIDA.

En estudios realizados en la provincia Camagüey, Olivera Carmenate C et al,9 Rodríguez García Y et al10 manifiestan que los adolescentes tuvieron su primer contacto sexual entre los 12 y 14 años. De ahí la importancia de realizar acciones educativas en apoyo a esta situación real.

La OMS en el informe sobre la promoción de la salud en los adolescentes del mundo, puntualiza que lo que afecta la salud y el desarrollo de los adolescentes puede repercutir en la salud en la edad adulta e incluso en la salud de la siguiente generación por lo que es necesario prestar una mayor atención en esta etapa. Entre todos los sectores que desempeñan un papel importante, la educación es fundamental, además, el entorno social o los valores éticos pueden contribuir positivamente a la salud física y mental de los adolescentes.11

Es necesario destacar que mediante la educación sexual y la promoción de salud se contribuye al bienestar de los individuos, las familias, se favorece el desarrollo de habilidades y destrezas, se incrementa el autocuidado y la responsabilidad con la salud individual y colectiva mediante un trabajo sistemático con toda la población.12 Las comunidades y la escuela son los escenarios para la práctica de estas acciones, ya que atienden un determinado universo de la población, además que constituyen un espacio de interacción con los actores sociales.

Es por ello que el lineamiento número 159 de la Política Económica y Social del Partido y la Revolución cubanos, aprobados en el VI Congreso del Partido decreta: fortalecer las acciones de salud en la promoción y prevención para el mejoramiento del estilo de vida, que contribuyan a incrementar los niveles de salud de la población con la participación intersectorial y comunitaria.13

La respuesta está en el estudio y educación integral de la sexualidad en Cuba que cuenta con más de tres décadas de experiencia. Desde diversas instituciones académicas y científicas se comenzaron a explorar con cierta regularidad asuntos relacionados con el comportamiento sexual, los conocimientos y actitudes, sobre todo de la población adolescente y joven.14

En este sentido el Sistema Nacional de Educación en Cuba, ha creado la resolución ministerial 139/2011 15 para el programa de educación de la sexualidad con enfoque de género y derechos sexuales con el objetivo de promover el desarrollo de un comportamiento sexual sano, pleno y responsable en niños y niñas, adolescentes y jóvenes a partir de la formación y desarrollo de conocimientos, habilidades sicosociales, valores y actitudes que favorezcan los modos de conducta y las relaciones humanas sustentadas en el ejercicio de los derechos sexuales y la igualdad de género.

Teniendo en cuenta la política social, en abril de 2016 se celebró un taller, coordinado por el Centro Nacional de Educación Sexual (CENESEX), con el apoyo de las oficinas del UNFPA en Cuba donde se puntualiza que comunicar sobre educación integral de la sexualidad desde una plataforma integrada y con mensajes compartidos es uno de los retos que ha identificado el Programa Nacional de Educación y Salud Sexual (PRONES) en Cuba.16

La educación sexual no es solo una educación para el ejercicio de la genitalidad, sino que es una educación integral y es también una educación ética y moral (entendiéndose por moral la que se basa en la igualdad y en la aceptación de la diversidad). No inculca miedos, no impone conductas porque no es autoritaria. Es reflexiva para conseguir resultados duraderos mediante el razonamiento. Es una educación para el placer y no para el sufrimiento ni la sumisión y está basada en el respeto y el amor. Una buena comunicación en la sexualidad ayuda en la construcción de una familia duradera y confortable.17

La importancia y novedad científica en este tema se centra en que aproximadamente uno de cada seis habitantes del mundo es un adolescente, lo que significa que 1200 millones de personas tienen entre 10 y 19 años. La mayoría de los jóvenes goza de buena salud, pero la mortalidad y la morbilidad entre los adolescentes siguen siendo elevadas. Las enfermedades pueden afectar la capacidad de los adolescentes para crecer y desarrollarse plenamente. Las relaciones sexuales sin protección y/o la exposición a la violencia pueden poner en peligro no solo su salud actual, sino también la de años posteriores e incluso la salud de sus futuros hijos. Las complicaciones relacionadas con el embarazo y el parto son la segunda causa de mortalidad entre las muchachas de 15 a 19 años en todo el mundo.18

Al revisar la literatura científica, solo se encontró un estudio en tesis de maestría en el Área de Salud Previsora de la autora Palomino Forqué I19, que aborda un tema sobre sexualidad en la adolescencia, a partir de una intervención educativa sobre VIH/SIDA. Por tanto al no encontrar otros estudios publicados sobre el tema en esta área de salud, conlleva a considerar de insuficiente las acciones en esta área de salud al respecto lo que a su vez puede conducir a una escasa percepción de riesgo y vulnerabilidad y mínima educación sexual en esta población, lo cual puede favorecer la ocurrencia de embarazos, abortos, infecciones de transmisión sexual (ITS) u otro problema de salud.

Se realizó una revisión bibliográfica con el objetivo de abordar la sexualidad en la adolescencia y las acciones educativas como alternativa de la educación sexual. Se ejecutó una búsqueda exhaustiva en la literatura digital de artículos de investigaciones originales, se consultaron varias bibliografías teniendo en cuenta su grado de actualización.

Se examinaron las bases de datos SciELO Cuba, SciELO Regional, Science Direct, Clinical Key, Cumed, Lilacs, así como los sitios web Organización Panamericana de la Salud (OPS), Organización Mundial de la Salud (OMS), Fondo de Población de las Naciones Unidas de Cuba (UNFPA), Fondo de las Naciones Unidas (UNICEF).

Los términos utilizados fueron adolescente, sexualidad, educación sexual, promoción de la salud, cada uno indexados por el Descriptor en Ciencias de la Salud (DeCS) que permitió una eficaz estrategia de búsqueda y resultados positivos. Se organizó, sistematizó y analizó la literatura para establecer las precisiones de la información sobre el tema en estudio.

La acciones educativas tienen como objetivo dotar a los niños/as y a los jóvenes, según sus capacidades evolutivas, de conocimientos, habilidades, actitudes y valores que les permitan desarrollar una visión positiva de su sexualidad.

Gómez Suárez RT et al20 refieren que durante los últimos 20 años los adolescentes han ganado el acceso a una amplia variedad de fuentes de información y desinformación sexual, de ahí la necesidad de mantener las acciones educativas dirigidas a incrementar sus conocimientos en la esfera de la sexualidad.

Este mismo autor en otro estudio puntualiza la necesidad de realizar estas acciones educativas desde el nivel individual que es el más básico de la práctica de la promoción de salud ya que permite el aprendizaje de los adolescentes sobre aspectos generales de la sexualidad, el inicio precoz de las relaciones sexuales y sus riesgos, en tanto favorece el trabajar con estrategias, que sigan un modelo de cambios de comportamiento, basado en estudios que identifican al público correspondiente y los mensajes que han de atraerlo, y que se vale de una variedad de medios que se refuerzan mutuamente en la descripción de un comportamiento sexual sano.21

Hay que tener en cuenta que las acciones de promoción y educación para la salud van orientadas a establecer hábitos y conductas sexuales protegidas o de menor riesgo mediante los programas educativos dirigidos a los adolescentes, como parte de su formación para la vida.

Es así que educar en este sentido va mucho más allá de la transmisión de conocimientos e información acerca de la sexualidad y la reproducción. No alcanza con enseñar las características biológicas o los métodos para prevenir un embarazo. Educar para la sexualidad es brindar herramientas conceptuales, de actitudes, comunicativo-participativas y valorativas que permitan a los adolescentes tomar decisiones para asumir una sexualidad responsable.

Rodríguez Cabrera A22 indica que la implantación de una estrategia educativa es factible y brinda buenos resultados ya que conduce a fomentar el pensamiento responsable, a la vez que contribuye a favorecer el autocontrol de la salud sexual y reproductiva en los adolescentes y jóvenes y a desarrollar comportamientos adecuados para poder relacionarse mejor con sus parejas sexuales, amigos/as y familiares.

Por su parte Delgado Matos I et al23 afirman que las estrategias de intervención para el desarrollo de conocimientos sobre sexualidad en adolescentes ayudan a comprender que la sexualidad constituye un área de la personalidad con una connotación muy importante, puesto que las personas que desarrollan una sexualidad sana, son equilibradas emocionalmente, más estables y productivas.

Es por ello que se destaca la importancia de desarrollar el diálogo sobre la sexualidad en diferentes espacios sociales, especialmente en la familia, la escuela, entre los propios adolescentes, para que puedan adquirir autonomía en el ejercicio de una sexualidad saludable.

El sexólogo Sáez Sesma S24 en su ponencia sobre el hecho sexual humano, manifiesta que una determinada conducta mal manejada acaba en consecuencias indeseadas y la educación sexual constituye un elemento básico en la formación integral de la personalidad, por lo que recomienda que hay que trabajar las actitudes, facilitar la percepción de riesgo, fomentar la autoestima, atacar con contundencia, desde lo emocional y no desde lo racional, entender la situación evolutiva de las adolescentes, ofrecer y adiestrar en habilidades sociales: capacidad de decir sí y no.

Sáez Sesma asevera que aquellos jóvenes que reciban una adecuada educación sexual retrasan, con relación al resto de los demás jóvenes, la edad de su primer coito. No porque sean tontos ni remilgados, sino porque, tienen un abanico amplio de alternativas sexuales que optan por aquellas igual o más placenteras y con consecuencias que tienen costes mínimos.

En el presente estudio, al igual que en el de Mantilla Uribe25, se coincide en que es importante el desarrollo de acciones educativas acerca de la sexualidad en la adolescencia y los derechos sexuales y reproductivos ya que estas temáticas tienen un impacto indudable en esta población. En estudios fuera del contexto nacional, Rodríguez Vázquez B26 y Rodríguez Mármol M27 realizaron investigaciones similares en cuanto a implementar acciones educativas para identificar y caracterizar el nivel de conocimientos que poseen los adolescentes en la salud sexual y de la educación sexual que reciben y sus resultados concuerdan con los estudios de los autores antes mencionados.


En varios países se han creado e implementado planes de acción con el apoyo de organizaciones. Se han priorizado problemáticas asociadas a las ITS-VIH/sida, la violencia y la salud sexual y reproductiva. Las acciones han sido la atención a los factores de riesgo y los estilos de vida saludables. Sin embargo, estos problemas sociales de adolescentes y jóvenes siguen incrementándose, lo que genera inquietudes de la vida cotidiana, sufrimientos y la propia muerte, sin que la sociedad haya logrado trabajar suficientemente en sus causas para superarlos.

No es suficiente orientar a los adolescentes para que no tengan relaciones sexuales precoces o desprotegidas, hay que convencerlos de que estas no son necesarias en edades tan tempranas ya que puedan traer serias complicaciones en su vida. Hay que formar la conciencia de los jóvenes para que actúen con responsabilidad en lo que a relaciones amorosas se refiere. Los adultos como los adolescentes deben saber que incluso tener una sola relación sexual sin protección puede dar como resultado un embarazo o una enfermedad de transmisión sexual.

Por tanto deben ser instruidos en este aspecto y en la labor educativa deben estar comprometidas la familia, la escuela y la comunidad, como una entidad. Desde el enfoque humanista la sexualidad es una condición inherente al ser humano, es mucho más que relaciones sexuales o de genitalidad.

Saavedra Moredo D,28 expresa que el inicio temprano de las relaciones sexuales es un problema, aunque con el desarrollo biológico a las adolescentes se les despierta esta parte sicológica y van hacia las relaciones sexuales adelantadas, aunque también la sociedad interviene en esta determinación. Muchas de las niñas o adolescentes que llegan hasta allí son arrastradas por el grupo, sin dejar de excluir la responsabilidad de la familia que con frecuencia lo propicia por la falta o deficiente comunicación. A la consulta de gineco-obstetricia algunas no asisten solo por estar embarazadas, sino porque son contagiadas con enfermedades de transmisión sexual que una vez adquiridas infectan a sus parejas si no se protegen y son personas que cuando están inmunodeprimidas tienen recaídas, como es la afectación a la hora de tener sus hijos, además que el cambio constante de pareja lleva a todas estas dificultades de salud y al cáncer cérvico-uterino. Por lo tanto, señala que lo ideal sería que no llegaran a las relaciones sexuales a esas edades, pero si ya lo hicieron, es necesario atenderse con periodicidad.

También reclama la adecuada comunicación con los adolescentes, sin miedo ni tabúes, para que logren saber a qué se expondrán si de relaciones sexuales se trata. Sería idóneo hacerles comprender que las relaciones sexuales son placenteras cuando se practican por amor, no por deporte, y si pese a ello deciden someterse al riesgo, que se protejan tanto de los embarazos no deseados como de las enfermedades de transmisión sexual.