27 de febrero del 2023
el financiero
De acuerdo con la doctora Rosa María Ponce Olivera, dermatóloga y profesora de la UNAM, las personas que no pueden evitar comerte las uñas y los pellejitos de los dedos padecen cualquiera de las dos enfermedades mencionadas.
Esto quiere decir que el hábito compulsivo de morderse las uñas se traduce en una psicodermatosis llamada onicofagia; mientras que las personas que se comen los pellejitos de los dedos sufren una manía conocida como onicotilomanía.
Según la UNAM, el nombre de la onicofagia viene del griego ?νυξ (onyx), que significa “uña”, y φ?γειν (phagein), que significa “comer”.
La experta señaló que ambas compulsiones se caracterizan porque las personas presentan “lesiones autoinfligidas para satisfacer necesidades psicológicas”, aunque no son conscientes de ello. Incluso, agregó que “las padecen todos en algún momento de la vida”.
Ponce Olivera refirió que tanto la onicofagia como la onicotilomanía son enfermedades ligadas al estrés que pueden presentarse en cualquier etapa: infancia, adolescencia, juventud y adultez.
Tanto la onicofagia como la onicotilomanía y la distrofia media canalicular de Heller afectan la arquitectura normal de las uñas y la estética de las manos. Pero también pueden provocar consecuencias mayores.
Como el esmalte protector de los dientes, el cual es afectado al morderse las uñas. Sin embargo, este hábito puede modificar la dinámica de la mordida o herir las encías. “Podría también haber infecciones sobreagregadas en la cavidad oral”.
De hecho, los filos que quedan al cortar las uñas con los dientes llegan a ocasionar lesiones en los labios y en el sistema digestivo. Además, la onicofagia puede complicarse; es decir, las bacterias y hongos de la boca, podrían infectar la periferia de la uña con Candida, Pseudoma, o causando perionixis y una inflamación, “roja, con un proceso agudo”.
La especialista llama a que las personas que tienen alguno de estos padecimientos busquen ayuda profesional de un dermatólogo, psiquiatra o psicólogo.