06 de septiembre del 2022
Mtro. Alor Ruiz
La adicción a drogas de abuso se define como un trastorno crónico y recurrente, en donde la persona busca y consume compulsivamente una droga, pese a sufrir consecuencias negativas, tanto para la salud física, como mental y en ocasiones puede causar daños en su familia o comunidad.
Una de las adicciones más representativas de esta condición de descontrol y daños físicos y hacia los demás, la encontramos en el consumo de tabaco, donde el fumador con adicción está atrapado por la nicotina, la sustancia química responsable de la dependencia física, e ingresando a su cuerpo miles de sustancias nocivas, que terminarán por enfermarle y en muchos casos matándole prematuramente.
Adicionalmente el humo del tabaco, puede enfermar e incluso también matar a quienes están a su alrededor, que aunque no fumen, están expuestos a las mismas sustancias toxicas.
Pero el tabaquismo al igual que otras adicciones a drogas, es susceptible de ser tratado y lograr la abstinencia; como en todo tratamiento requiere de compromiso, esfuerzo y dedicación para lograr un cambio. El beneficio por dejar de fumar siempre será mayor y las recompensas son inmediatas y a largo plazo.
Algunas personas pueden dejar de fumar por sí mismas, otras requieren de apoyo profesional y en ocasiones más de un intento para lograrlo, en todos los casos se gana salud y mayor esperanza de vida.
Cuando una persona decide dejar de fumar, lo primero a resaltar es la intención de este cambio, y son merecedores de una gran felicitación, ya que es una decisión que beneficiara su salud y las de las personas a su alrededor.
Lo siguiente es acordar una fecha para dejar de fumar, el “día D”, este debe ser fijado a la brevedad y es importante respetar la fecha. Para la selección de este día es conveniente poner atención a que sea el momento más oportuno, donde no existan serios inconvenientes, como actividades extraordinarias o situaciones en donde se padezca mayor estrés.
Otro aspecto importante para la intervención es conocer mejor la conducta de fumar, en qué momento se fuma más, ante que emociones o actividades, con que personas o lugares, para identificar esto a detalle, sirve realizar un auto registro diario, en donde se colocan las características asociadas al consumo.
En todo momento se debe recordar cuales son los motivos para dejar de fumar y acordarse que la persona tiene la capacidad para generar los cambios en su conducta (para ello cabe hacer memoria sobre las fortalezas que en otros momentos de cambio o crisis ha puesto en marcha y los éxitos que obtuvo).
Algunas personas les sirve despedirse del tabaco, incluso hacerle una carta de despedida. También es aconsejable deshacerse de toda parafernalia utilizada
para fumar (ceniceros, encendedores, cigarreras) y de cualquier cajetilla de cigarros, así como limpiar o lavar cualquier superficie (interiores del auto, muebles, cortinas) o prenda de vestir que pudiera guardar olor a humo de cigarro.
Otras recomendaciones consisten en informar a su familia, personas cercanas o significativas sobre las intenciones de dejar de fumar; comenzar a interactuar con más personas o lugares donde no haya consumo y antes de del “día D” retrasar en lo posible los consumos diarios (por ejemplo dejar pasar algunos minutos entre el deseo de fumar y el acto de fumar).
Cuando una persona interrumpe el consumo de una droga (como el tabaco), que ha utilizado por períodos de tiempo prolongados, pueden aparecer molestias, que varían en intensidad dependiendo de cada caso; sin embargo estos son temporales y conforme pase el tiempo irán disminuyendo en intensidad y frecuencia.
Es conveniente incorporar algunas estrategias para lograr el propósito de dejar de fumar, como hacer alguna actividad física (caminar), estrategias de relajación (técnicas de respiración), actividades de distracción o gratificantes que no tengan asociados el consumo (escuchar música, leer, ver TV), aumentar la hidratación y vigilar la alimentación (evitar alimentos con alto contenido de azúcar o grasas).
Conforme va dejando de fumar, va ganando seguridad y los beneficios empiezan a ser evidentes, esto se puede apreciar en el olfato y el gusto, que mejoran y permiten apreciar más los alimentos, también cesa el mal olor asociado a fumar. Otro beneficio inmediato está en el dinero que se ahorra (una recomendación es gastar este dinero, en algo que le guste).
En las primeras semanas de cambio conviene valorar la pertinencia de alejarse momentáneamente de lugares donde se consume tabaco o algunas personas fumadoras, así como del consumo de café u otra bebida asociada a fumar.
De especial interés es analizar las situaciones que ocasionan estrés o ansiedad, con la intención de evitarlas en la medida de lo posible o buscar una forma distinta de enfrentarlas, donde el consumo no esté presente, una opción sería la práctica de meditación o atención plena. Finalmente es necesario poner cuidado a las situaciones de alto riesgo, que pudieran presentarse buscando planear estrategias para enfrentarlas.
Las personas que dejan de fumar están creando un nuevo estilo de vida que conlleva cambios en la forma de pensar y comportarse, requiere energía y compromiso, pero vale el esfuerzo; y cuando el cambio no se logra por sí solo, siempre se puede acudir a un especialista que le apoye a lograr dejar de fumar.