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Creando estilos de vida sanos

¿Adicto al porno? Dos antiguos adictos nos cuentan cómo superarla

De la afición a la adicción

“Lo único que quería era llegar a casa a ver más imágenes porno”, confiesa nuestro primer entrevistado, identificado como Héctor B. El sujeto trabajaba en un banco y consumía porno de forma recurrente. Sitios web, películas y servicios online que, poco a poco, interferían con su vida cotidiana. “Cuando nadie me estaba viendo, veía películas para adultos en el trabajo, y bajaba videos. Era arriesgado pero quería ver más y más. Consumía en promedio 5 horas diarias de porno y me dormía con el celular en la mano viendo escenas de ese tipo”, asegura.

Según los expertos, el consumo elevado de pornografía altera el funcionamiento del cerebro al generar activaciones engañosas en la amígdala. Además, el individuo comienza a cambiar su conducta y a sentirse insatisfecho con el sexo convencional, ya que su mente se vuelve más dependiente de estímulos cada vez más fuertes, tiende a la idealización de los cuerpos durante el sexo.

Las consecuencias de la adicción al porno de Héctor alcanzaron los 100,000 pesos en gastos por servicios XXX de paga y se extendieron hasta la relación con su novia, quien tenía pleno conocimiento de su gusto por el porno. "Lo malo es que la verdad, es que sin ver XXX ya no me excitaba tanto, necesitaba de ese extra para poder sentir placer con mi pareja”.

Después de varios años de excesos, Héctor tuvo que aceptar que su afición no era normal. Intentó de todo: se auto-impuso multas cuando volvía a ver porno en exceso, dejó de ver contenidos para adultos en su trabajo y sobre todo, reconoció que tenía un problema: “Platiqué con una psicóloga en varias sesiones y ella me dio razones válidas de porqué ver tanto porno me podría afectar. Me puse una meta, reconocí que estaba viviendo en un mundo de fantasía y lo logré con mucha fuerza de voluntad y porque comprendí que la situación me estaba perjudicando económicamente y en mi relación actual”, finaliza el porno-adicto rehabilitado.

Nuestro segundo entrevistado, René Hernández, reconoce que su adicción al porno llegó a distorsionar su realidad. “Pensaba que todas las mujeres eran como las de las películas, no podía confiar en ninguna y quería tener sexo con todas”. A diferencia de Héctor, para él no fue nada fácil dejar de ver porno sin medida, su caso de adicción XXX era mucho más fuerte. René tiene 27 años y es arquitecto. Nunca ha ejercido en forma su trabajo, porque se dedicaba a dar clases en una escuela. Desde los 15 años es un consumidor obsesivo de pornografía, sus géneros favoritos son las orgías, la dominación y algo de bondage. Dice que con solo una imagen puede reconocer a casi cualquier actriz porno de las más populares y tiene una particular afición por pornografía vintage.

Su adicción es extrema: sus parejas han preferido terminar la relación ante su adicción que incluso lo llevó a intentar experiencias en trío y swingers. Un día, se despertó un poco asqueado de sí mismo. “No quería convertirme en uno de esos tipos anti-sociales y misóginos. Decidí dejar de invertir esas 5 o 6 horas diarias viendo pornografía y ponerme a buscar trabajo, o novia”

Pero las cosas no han sido fáciles para René. “Comencé a sufrir síndrome de abstinencia del porno”. Según el primer terapeuta que fue a ver, era imposible que sufriera algún tipo de necesidad física o desarrollara ese síndrome de abstinencia que menciona. “Eso me dijo el doctor, pero realmente no podía controlarlo, me temblaban las manos, me dolía la cabeza y necesitaba ver porno”, recuerda. “Toqué fondo con eso”.

Intentó la búsqueda de apps que prometen ayudar a dejar la adicción al porno, terapias personalizadas y hasta la Fraternidad Sexólicos Anónimos México, un organismo fundado por el estadounidense Roy K. en 1979 que ayuda a las persona adictas a la pornografía. René asistió con muchas reservas a la primera junta y resolvió un cuestionario de más de 20 preguntas que diagnosticaron su nivel de adicción sexual en base a sus comportamientos sexuales

“Aquí la ayuda es de adicto a adicto, la gente que está en recuperación es la que ayuda, con un enfoque espiritual y moral heredado de Alcohólicos Anónimos en los años 30. Nuestras reuniones se tratan de encuentros para los sexólicos o adictos al sexo y la mayoría de quienes asisten ya han pasado por varios procesos, pero a muchos nos les funciona la siquiatría; como adictos al sexo primero vivimos una etapa de negación, es el perfil”, nos revela en entrevista Iván R. miembro base de Sexólicos Anónimos en el Estado de México. “La adicción sexual y a la pornografía puede llevarnos a tener el mismo final que lo de un alcohólico, la cárcel o la muerte”, afirma.