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Creando estilos de vida sanos

Tengo un hijo adicto... al móvil

 ¿existe realmente la adicción a las nuevas tecnologías? ¿Dónde está el límite de un uso abusivo y una patología? ¿A qué edad deberían tener móvil nuestros hijos? ¿Hay que ponerles un límite de horas? ¿Le regalamos la tablet que piden para la Primera Comunión? ¿A partir de cuándo deberíamos buscar ayuda profesional? Dudas de padres para las que la ciencia trata de dar respuestas, casi siempre a un ritmo más lento que el de la realidad.

"El problema está en dónde poner el límite", reconoce el doctor Pedro Bermejo, presidente de la Asociación Española de Neuroeconomía. "El uso de redes sociales, por ejemplo, libera neurotransmisores asociados con el placer cerebral, como la dopamina, explica este especialista en Neurología. El problema es que el cerebro se acostumbra a esa sensación de bienestar y pone en marcha de nuevo el circuito para repetir la acción y obtener el mismo placer".

A partir de esa explicación, los expertos coinciden en que las nuevas tecnologías se convierten en adicción cuando interfieren con las actividades de la vida diaria y los adolescentes (también los adultos) dejan de hacer otras cosas necesarias en su vida cotidiana.

Enrrique Madrid, psicólogo de la Unidad de Prevención de Conductas Adictivas (UPCCA) del Ayuntamiento de Mislata (Valencia), ha atendido en el último año a una decena de jóvenes de 14 a 16 años afectados por su uso abusivo del 'whatsaap'. Como él mismo explica a EL MUNDO, la mayoría de estos casos llegan a este servicio municipal cuando sus familias experimentan alguna crisis provocada por la retirada del móvil como castigo, por ejemplo, por un mal rendimiento escolar.

"En ese momento en que los chicos tienen una reacción desajustada al quedarse sin móvil, los padres hacen 'clack' y toman conciencia del uso desmedido que sus hijos llevan haciendo durante algún tiempo", explica este psicólogo de la Fundación AEPA (siglas de Análisis, Estudio y Prevención de Adicciones). En la mayoría de los casos, tranquiliza el especialista, se trata 'simplemente' de situaciones de uso abusivo o problemático del teléfono; "aunque si ya detectamos que se ha llegado a una situación de dependencia establecida, les remitimos a las unidades de tratamiento de conducta adictiva (UCA)".

Madrid admite que la línea que separa el abuso de la dependencia es pequeña. "La mayoría de usos problemáticos se caracterizan porque los chicos pasan muchas horas enganchados, pueden enviar entre 400 y 500 mensajes al día, pero ellos no piensan que eso sea ningún problema porque no hacen daño a nadie". Cuando ese exceso se transforma en dependencia, "piensan en conectarse desde que se levantan, tienen dificultades para dejar de usarlo y sensación de ansiedad si no pueden mandar mensajes, como una especie de síndrome de abstinencia...".

En ese sentido, el psicólogo de Mislata subraya que el móvil es la 'droga' perfecta: está fácilmente disponible, ofrece un refuerzo rápido ("en cuanto escribes te contestan tus amigos") y permite una interacción fácil. En las sesiones que siguen ahora mismo cuatro jóvenes de esta localidad valenciana en la UPCCA, los psicólogos ofrecen pautas a hijos y padres para que aprendan a controlar y hagan un uso más responsable del móvil.

¿A qué edad empezar?

Entre otras cosas, se recomienda a los padres que retrasen lo más posible el acceso de los niños al móvil, para darles tiempo a que su cerebro madure y adquiera más capacidad crítica (según el Instituto Nacional de Estadística, el 46% de los niños entre 11 y 14 años tiene un móvil en España). "En el caso de las sustancias, las adicciones pueden tardar entre seis y 10 años en producirse. Pero en el caso de las adicciones comportamentales los tiempos se reducen mucho, y en tres o cuatro años se puede generar una dependencia", asegura Enrique Madrid.

Aunque los especialistas no se ponen de acuerdo a la hora de establecer una edad adecuada para tener el primer móvil, todos ellos coinciden en que hay que esperar a que el chico tenga cierta capacidad reflexiva. "Y en cualquier caso tendremos que empezar primero con una libertad guiada y responsable después", apunta Gándara. Enrique Madrid anima también a los padres a establecer normas que regulen el uso del móvil en casa, "porque muy pocos chicos a estas edades tienen capacidad para autoregularse".