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Creando estilos de vida sanos

Solo me gusta ver la casa limpia

El tratamiento para el TOC siempre comienza con ayudar a los jóvenes y a sus familias a entender cómo sus síntomas son causados por el TOC. Las obsesiones y compulsiones que experimentan las personas son poderosas. En el caso de Matt, lo suficientemente poderosas como para llevarlo al hospital, pero entender cómo funciona el trastorno comienza a devolverle a la gente parte de ese poder.

Las personas con TOC realizan compulsiones para defenderse o neutralizar la ansiedad que sienten, que es causada por cosas como pensamientos, imágenes o impulsos no deseados. Estas son conocidas como obsesiones. Pero las personas con TOC no siempre se dan cuenta de que un trastorno de salud mental está detrás de estos pensamientos y comportamientos. En el caso de la escrupulosidad, podrían confundir la oración compulsiva como una respuesta apropiada a un pensamiento blasfemo. No se dan cuenta de que su TOC está detrás del pensamiento.

Ayudar a las personas a entender lo que viene del TOC y lo que viene de la religión es esencial. “Si quieres orar porque te trae paz y te sientes conectado, eso es maravilloso. Pero si estás orando porque temes que si no lo haces, entonces serás castigado, entonces tal vez eso sea más TOC”, explica el Dr. Bubrick.

El tratamiento para el TOC es algo llamado exposición y prevención de respuesta (EPR, por sus siglas en inglés). Este tratamiento funciona al exponer a las personas a las cosas que les causan ansiedad gradualmente y en un entorno seguro.

El niño que hace la exposición aprende a tolerar la ansiedad que siente y, con el tiempo, descubre que su ansiedad realmente ha disminuido. Entonces, él está preparado para asumir exposiciones más desafiantes.

Para asegurarse de que las exposiciones no sean demasiado difíciles, el niño trabajará con su médico al inicio del tratamiento para clasificar las cosas que le causan a

nsiedad, desde un estrés menor hasta una gran preocupación. Luego abordarán juntos los síntomas, uno por uno.

En el caso de Matt, muchas de sus exposiciones involucraron su ansiedad sobre el diablo. “Hacíamos cosas como escuchar música que tenía la palabra ‘diablo’ porque desde que escuchaba la palabra diablo en una canción, la apagaba”, dice el Dr. Bubrick. También escucharon música con la palabra “infierno”, comieron pastelitos “devil dogs” (perros del diablo) e hicieron una camiseta para que Matt la usara con el número 666. Estos fueron grandes avances para un niño que había sido efectivamente inmovilizado por su ansiedad, pero los pasos fueron tomados gradualmente y con gran cuidado. “Estábamos rompiendo la asociación entre Dios y el miedo”, explica el Dr. Bubrick.