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Creando estilos de vida sanos

Madre e hija unidas en su afán por parecer a su estrella favorita

Madre e hija unidas en su afán por ser Katie Price

Esta es una de esas historias para no dormir, en la que toda la vida de sus protagonistas gira entorno a conseguir parecerse a una modelo a golpe de bisturí, concretamente a Katie Price, y para ello llevan gastadas ya 56.000 libras (unos 76.400 euros).

Son madre e hija, Georgina Clarke de 38 años y Kayla Morris de 20 y se definen como adictas al botox entre otras cosas, porque a parte de los implantes y cirugías varias también pasan a menudo por las cabinas de bronceado y se han sometido a maquillaje semipermanente, blanqueamiento dental y extensiones de cabello. 

Para financiar todo este derroche, Kayla abandonó al instituto a los 17 años y trabaja en un club de streeptease, además de depender de los ingresos que le aporta un señor mayor a cambio de "compañía", algo que, sin entrar en juicios moralistas, sorprende sobre todo porque hace sentir a su madre muy orgullosa, ya que les sirve a las dos para conseguir su sueño.

En teoría no se habían preocupado nunca por su aspecto hasta que Georgina vio una vez a Katie en una revista y decidió que quería ser como ella, de ahí se obsesionaron siguiendo su programa en televisión y todo lo que hacía y empezaron a planear cómo convertirse en su réplica.

Son conscientes de que hay gente en la calle que se burla de como se ven pero ellas dicen estar muy satisfechas, aunque admiten que todavía les queda mucho trabajo para parecerse a la modelo. Lo peor es que la familia tiene otro miembro, una hija más pequeña y comentan que estarían muy contentas de que se uniera a ellas cuando sea adulta operándose al completo.

La comparación con esta foto de hace cinco años dice más que todo los detalles escabrosos que se han contado sobre el tema.