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Creando estilos de vida sanos

"Durante décadas me sentí como un extraterrestre": el testimonio de quienes crecieron sin saber que eran autistas

De niño, sus padres no le permitieron ir a un nuevo colegio. "Pensaban que me iban a matonear hasta morir", recordó.

Aunque era bueno con las palabras, tenía pocos amigos y, según él mismo admite, no mostraba ningún signo de empatía ni habilidad para socializar.

Con el tiempo, mientras formaba un hogar y se convertía en maestro de escuela, empezó a tener "pensamientos catastróficos".
 

Se sentía deprimido y aislado, mientras que su salud física también se deterioraba, con severos ataques de asma que se iban volviendo más frecuentes.

Finalmente, impulsado por su esposa, Angliss visitó a un psicólogo clínico y le dieron un diagnóstico: mal de Asperger.

De pronto, su poca habilidad para socializar y su constante búsqueda por encajar tuvo sentido: "El diagnóstico explicó todo lo que creí que fallaba en mí".

Robert Greenall, de 53 años, también recibió hace poco la confirmación médica de que está en el espectro del autismo.

"Toda mi vida me he preguntado por qué nunca pude 'entender' a la gente y por qué ellos tampoco 'me entienden' a mí", dijo.
 

"'Eres un enigma', 'pareces de otro planeta', eran cosas que me decían frecuentemente", anotó.

Durante mucho tiempo pensó que su comportamiento tenía que ver con que era hijo único o con que había sido enviado a un internado, donde había vivido una niñez solitaria.

Le gustaban los mapas y los ferrocarriles, y los otros niños se burlaban de su falta de confianza a la hora de practicar deportes.

Pero más adelante la interacción social se convirtió en una pesadilla. Siempre se preguntó por qué no podía entender las emociones de los otros y mostrar empatía.

"El estereotipo del autismo que yo tenía era de personas que estaban seriamente discapacitadas para comunicarse con los demás o eran unos nerds de los computadores", explicó Greenall.

 

"Pero ver que gente que parecía 'normal' era diagnosticada con autismo, e identificarme con ellos de varias maneras fue una revelación", añadió.

Greenall sintió un "gran alivio" después de recibir el diagnóstico.

"Finalmente le pude poner un nombre a lo que me hacía sentir que era un extraterrestre. Finalmente pude dejar de sentirme mal por ser diferente", explicó.

Pero Barney y Robert son solo dos personas de un número indeterminado de adultos que han pasado casi toda su vida sin saber por qué se sentían diferentes.

Y esto debido a que el autismo se clasificó como un desorden mental apenas en 1980, muchas personas que nacieron antes de ese año no fueron diagnosticadas o lo fueron de manera incorrecta.

El TEA es una discapacidad permanente que afecta el modo en que las personas se comunican e interactúan con el mundo.

"El autismo es a menudo visto como un trastorno que solo afecta a los niños, pero muchos más adultos con autismo están apareciendo en los medios y muchos se están viendo representados", le dijo a la BBC Anna Bailey-Bearfield, de la Sociedad Nacional del Autismo de Reino Unido.