https://www.high-endrolex.com/17 Umbral
Creando estilos de vida sanos

Daniel Sánchez: "Dejar el azúcar es casi tan dificil como quitarse otra adicción"

Ajeno a los debates en torno al azúcar, Daniel Sánchez, un chico de 22 años, decidió hace ya tres que era hora de dejar de consumir tanto este producto. Sus motivos no tuvieron nada que ver, como se puede llegar a pensar, con razones de salud ni nada parecido. Un impulso y mucho tiempo meditando sobre ello le llevó a decir «hasta pronto azúcar».

«Cuando era pequeño compraba diariamente muchos dulces y bebidas, no fue hasta que me animé a tomarme en serio la alimentación y el deporte que me atreví a dejarlo», cuenta Daniel. A pesar de que al principio le costó, sobre todo abandonar las pizzas, helados, golosinas y refrescos en general, se muestra seguro al afirmar que no volvería a su anterior dieta: «Ya no soy tan radical como al principio pero me encanta poder llevar una vida saludable sin depender de los dulces», asegura Daniel satisfecho.

«Me di cuenta de que ser muy radical no era bueno, lo único que conseguía era cansarme y querer dejarlo», reconoce. Fue un proceso lento y nada fácil. Poco a poco consiguió alcanzar un equilibrio en el que se encuentra cómodo.

No tomar azúcar se ha convertido para él en «una filosofía de vida donde estas sustancias se encuentran en el último eslabón» al que no se ve atado.

Su vida se ha vuelto más saludable, cree que al dejar el azúcar sus defensas se han vuelto más resistentes y su vitalidad ha aumentado. «Puede que haga tres años que no me pongo enfermo», intenta recordar. «Voy en manga corta en invierno y aunque la gente que está a mi alrededor coja un resfriado, yo no», comenta.

Al ser una pauta distinta a la habitual, las personas de su entorno no lo tomaban en serio, lo interpretaban como una obsesión malsana. Sin embargo, su pareja decidió acompañarlo en esta nueva experiencia. «Ahora nos sentimos mejor, más activos e incluso, se nota en nuestra salud», declara el joven.

No solo su novia ha seguido su ejemplo, algunos de sus amigos y conocidos ya se interesan por su forma de vida y tratan de hacerla propia: «Es un proceso lento que requiere paciencia y control. No se puede dejar el azúcar de golpe», advierte.
Son pocos los valientes que tienen la iniciativa suficiente de dejarse «el mono» como lo define Daniel: «Al principio sentía hasta ansiedad y me ponía nervioso, mi cuerpo me exigía que tomara azúcar». Después de tantos años puede vivir sin esta sustancia dulce y le basta con algunos caprichos: «No es algo que necesite, lo uso como respiro y además, así se disfruta más», garantiza el chico.