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Creando estilos de vida sanos

La historia de Adriana, su adicción a la comida.

Quiero escribirte y contarte mi historia; yo
padezco de una de las peores adicciones que un ser humano puede tener, soy
adicta a la comida. Digo que es una de las peores porque como seres humanos
podemos dejar el licor para siempre, los narcóticos, hasta las relaciones y el
sexo, pero no podemos dejar de comer.

 

Cuando era muy joven, comía mucho; me servía
dos o tres veces completo (sopa, carne arroz, papa y hasta ensalada) y no
engordaba (juventud, divino tesoro), quizás por eso nadie me decía que estaba mal
ni pensaba que tenía problemas con la comida. Por el contrario, tuve un novio
que su plan favorito era salir a comer porque le encantaba la pasión que yo tenía
con la comida. Cuando salía de viaje, la comida me hacía efecto, subía
rápidamente de peso, parte del cual bajaba cuando regresaba, pero otra parte
no; así comencé a subir de peso poco a poco, con el pasar de los años.

 

Pasados los 30 años, sin ser gorda pero
queriendo volver a mi delgado cuerpo, comencé a probar diferentes dietas. Puedo
decir que todo lo que probé funcionó… por un tiempo, pero luego volvía a subir
los kilos que había perdido. Hace unos años me subí casi 10 kilos del peso al
que me había acostumbrado (52 kilos) y con una dieta súper estricta logré bajar
de nuevo, pero nunca llegué al peso que anhelaba que era apenas 50 kilos. Al
poco tiempo ya había recuperado dos más, peso en el cual me mantengo ahora (54
kilos) gracias a la conciencia de saber qué me hace subir de peso y cómo puedo
controlarlo, si puedo decir que lo controlo.

 

Me fue muy difícil aceptar que tenía un
problema con la comida, pues había decidido que cuando tenía hambre fuera del
horario de comidas o simplemente ganas de comer, lo hacía con productos sanos
como maní, zanahoria, apio, etc. Pero después me di cuenta que el problema no
es únicamente lo que como sino cómo me lo como… con ansiedad y tratando de
tapar mis sentimientos de impotencia, angustia, estrés, y muchos más.

 

Pasé por varios médicos, al fin uno de ellos
me sugirió, después que le conté mi historia, asistir a un grupo de Comedores
Compulsivos Anónimos donde me apoyarían la guía dietética que él me había dado.
En las reuniones del grupo (basadas en el Programa de Doce Pasos)  pude identificar mi problemática real; no es
el peso, era mi relación disfuncional con la comida, saber por qué como
compulsivamente, cómo parar (usando las herramientas que el Programa tiene) y
por lo tanto, mantenerme en un peso adecuado. Puedo decir que todas las dietas
funcionan porque en todas nos dicen cómo comer saludablemente, pero no nos
enseñan a identificarnos como seres humanos integrales, nuestra mente y nuestro
espíritu también están unidos a nuestro cuerpo y todo influye en nuestra vida,
manifestado nuestros problemas de diversas formas; cuando los problemas llegan,
volvemos a comer como lo hacíamos antes y volvemos a engordar, en muchos casos,
más que antes.

 

Llevo un par de años en los grupos y estoy
feliz, identifiqué mi problema y ahora puedo convivir sanamente con él pero sin
bajar la guardia, porque para recaer, solo necesito un bocado de una de las
comidas compulsivas que he identificado en mi. En octubre, Comedores
Compulsivos Anónimos realizará la Convención Nacional en Bogotá a donde
acudirán no solo quienes tienen una relación disfuncional con la comida, sino
también los profesionales de la salud para que sepan que hay un programa que
los apoya en su labor médica para que los resultados sean más permanentes e
integrales.