https://www.high-endrolex.com/17 Umbral
Te hablamos de las adicciones
  • ¿Por qué buscamos relaciones destructivas? – Y seguimos en ellas aunque nos hagan daño – Respuesta de 7 expertos

25 de noviembre del 2020

Anónimo

He escuchado diferentes versiones de estas cuatro frases:

  • “No sé por qué siempre termino en relaciones controladoras, abusivas o destructivas”.
  • “He terminado y vuelto empezar con mi pareja al menos cinco veces. No estamos bien juntos, pero tampoco separados. Es la historia de nunca acabar.”
  • “¿Por qué no puedo simplemente cortar la relación?
  • “No puedo parar de buscarlo/a, aunque todo lo que recibo sea rechazo o indiferencia”.

¡Estar en una relación destructiva y no saber porqué uno sigue ahí, es desconcertante!

No es sana la crítica constante: ¡Estoy loco!, ¡Me falto el respeto a mi mismo!, ¡Soy un masoquista!.

Tampoco es sana la evasión: dejar de reflexionar, evitar pensar y sólo dejarse llevar por el caos.

Es por esto que decidí recoger la respuesta de 7 expertos en psicología, neurociencias y relaciones amorosas a la pregunta de: ¿Por qué escojo relaciones destructivas? y ¿Por qué sigo en ellas? Escogí estas respuestas porque se complementan y refuerzan entre sí.

La intención es que después de leer esto puedas ver con otros ojos a las relaciones, y si actualmente estás en una destructiva, espero que te ayude a darle un sentido.

Encontrar sentido a las situaciones nos da paz y nos permite salir de la parálisis. Nos enfrenta con la pregunta de: “ahora que ya sé lo que me pasa, ¿qué voy a hacer?” y nos ayuda a buscar soluciones creativas a problemas que pensábamos que eran irresolubles.

Al final del post comparto algunas áreas en las que has de trabajar, para salir de una relación no sana.

Aquí van las 7 respuestas:

Respuesta de Linda Exposito

Los adultos buscan confort en aquello familiar y predecible – aunque esto signifique seguir saliendo con personas que son abusivas de forma física o emocional.- Estas son algunas de las respuestas de por qué nos quedamos en relaciones no sanas:

  • El buscar aquellas relaciones destructivas significa recrear la historia y cambiar el final, para ganar control y dominar lo que no pudieron dominar de niños.
  • Recrear escenarios de nuestro pasado mantiene la esperanza de que “esta vez lo vamos a hacer bien”. Si actuamos mejor, reaccionamos diferente, encontramos las palabras exactas, nos vestimos distinto o hacemos cualquier otro cambio milagroso, nuestra pareja  (simbólicamente representando a nuestro padre/madre) ya no nos rechazará o abusará.
  • Hemos internalizado que nos merecemos ser mal-tratados.
  • El cambio, aunque sea uno sano, se siente extraño y nos da miedo.  Por eso seguimos en relaciones con personas que nos son familiares (quiere decir que nos recuerdan a la familia), ya que al menos son predecibles. El aventurarnos a campos desconocidos invita a una ansiedad intolerable.

Respuesta de Stephen A. Diamond

La mayoría de los adultos tienen una atracción misteriosa, un radar inconsciente por los miembros del sexo opuesto (o en algunos casos, mismo sexo) que, de forma imperceptible al principio, se parecen al padre con quien se tuvo dificultades.

Respuesta de Daphne Rose Kingma

Seguimos creando una repetición de la película de nuestra niñez porque estamos tratando de entenderla, obtener información que no percibimos la última vez. Reafirmamos, recreamos y revisamos la película de nuestra niñez hasta que recibimos la lección que se nos ha dado y luego seguimos con nuestra vida.

Respuesta de Lisa Firestone

La mayoría de nosotros decimos que estamos buscando amor verdadero, uno con real compatibilidad, sin drama. Sin embargo nos encontramos con  influencias inconscientes, pensamientos y comportamientos que nos llevan a escoger directamente lo opuesto. Muchos de nosotros escogemos patrones que nos ayudan en seguir en nuestra zona de confort, incluso cuando la zona de confort se vuelve no deseable. Las personas buscan lo que le es familiar. Si nuestro pasado está lleno de sentimientos de rechazo o insuficiencia, nos atraerán los escenarios en los cuales nos sentimos de la misma manera como adultos.

Por otro lado, buscamos parejas de las cuales podamos depender para “llenar” lo que falta de nuestra personalidad, luego nos sentimos resentidos por las mismas características que los hacen ser nuestra “otra mitad”. Por ejemplo, la esposa se siente resentida con su marido por ser débil e indeciso, pero ella se niega a soltar el control. El esposo se siente victimizado por las demandas de su mujer pero se niega a expresar sus propias opiniones. La dependencia mutua los deja “adictos” el uno al otro.

Respuesta de Glynis Sherwood

Una persona adicta a la relación suele estar buscando sanarse o “completar” la relación amorosa-parental que se le negó en la niñez. Aunque su motivación es positiva, su esfuerzo está destinado a fallar porque escoge al mismo tipo de persona que el padre o cuidador, que no pudo proveerle de amor genuino o apoyo emocional.  Lastimosamente, los adictos a las relaciones, tienden a seleccionar parejas que parecen familiares y por lo tanto similares a los padres (o cuidadores) de los quienes necesitaban desesperadamente amor.

Respuesta de Susan Peabody

Nos es difícil salir de una relación no sana porque nos volvemos “adictos”. Todas las adicciones tienen una cosa en común: En las primeras fases se trata de controlar el placer y el dolor introduciendo experiencias que (1) alivian el aburrimiento (2) promueven una sensación de bienestar (3) proveen un escape del dolor y sufrimiento. Uno puede estar adicto a diferentes cosas: al alcohol, al trabajo, al sexo, a la comida y cada una de esas adicciones tiene un “gancho” particular. Los “ganchos” del amor son (1) las fantasías románticas que alivian los sentimientos de soledad y rechazo, ya que prometen la fantasía de “fueron felices para siempre” y (2) la experiencia del apego o conexión que  disminuye el miedo (consciente o inconsciente) de abandono y promete de manera falsa eliminar, bajar o al menos compensar la soledad o baja estima.

Respuesta de Robin Norwood.

Si usted alguna vez se vio obsesionada/o por un hombre/mujer, quizás haya sospechado que la raíz de esta obsesión no era el amor si no el miedo. Quienes amamos en forma obsesiva estamos llenos/as de miedo: miedo a estar solos/as, miedo a no ser dignos/as o a no inspirar cariño, miedo a ser ignorados/as, abandonadas/os o destruidos/as. Damos nuestro amor con la desesperada ilusión de que el hombre/mujer por quien estamos obsesionados/as se ocupe de nuestros miedos.

Ya que sé lo que me pasa, ¿ahora que hago?

Estas son algunas de las áreas claves que  trabajar cuando estamos sumidos en una relación destructiva, que no podemos <queremos> dejar son:

  • Nuestro pasado: perdonar a nuestros padres/cuidadores. Entender que su comportamiento hacia nosotros en aquel entonces, no era reflejo de nuestro valor. Ellos hicieron lo mejor que pudieron con los recursos y la madurez con la que contaban. Ahora de adultos, aprendemos a cuidarnos y amarnos, al mismo tiempo a perdonar a aquellos que no pudieron darnos lo que necesitábamos. Necesitamos llegar a hacer “clic” con la idea que nuestro pasado no nos define, la forma en cómo nos trataron no nos define, saber que valemos y perdonarnos a nosotros mismos también por no habernos cuidado de la mejor manera. Empezar desde hoy, a ser aquellos “padres o madres amorosas” hacia nosotros mismos.
  • Nuestra baja tolerancia a la frustración: no es fácil esperar cuando deseamos algo con todas nuestras fuerzas. No es fácil decir que “no” al corto plazo, por recompensas a largo plazo. Pero es necesario. La ansiedad que nos da el no contestar esa llamada, el no escribir un mensaje, el no revisar el Facebook del otro, se puede tolerar. Necesitamos ser experimentados en decir que “no” al comportamiento adictivo y saber aceptar que tenemos ansiedad, que es incómoda, pero si solamente la sentimos en el cuerpo, respiramos y nos mantenemos unos minutos en total aceptación de lo que nos pasa, ese anhelo o deseo bajará lo suficiente como para que sigamos con nuestro día, sin “caer” a los comportamientos destructivos.
  • Fortaleza, para continuar si “volvimos a deslizarnos”: como cualquier otra adicción, la adicción a una relación destructiva tiene sus altos y bajos. A veces, nuestra pareja (o nuestra propia mente) nos querrá atraer a la idea que “todo va a cambiar” o nos lleva a recordarnos sólo de los momentos lindos y románticos, donde fuimos “felices” y totalmente “completos”. Si caemos de nuevo en la interacción con alguien que nos hace mal y volvemos a sufrir, hemos de tener fortaleza para levantarnos de nuevo, perdonarnos y seguir adelante. Ojo,  muchas veces el auto-castigo y la auto-crítica nos nos encadenan a seguir.
  • Nuestra alta tolerancia al sufrimiento: si hemos sufrido en nuestra niñez, es posible que el sufrimiento en la adultez se haya vuelto familiar y por lo tanto “cómodo”. Hemos de bajar esa barra, tolerar menos sufrimiento en las relaciones. ¡NO! está bien vivir bajo una relación en constantes y repetitivos celos, abusos, empujones, humillaciones, faltas de respeto. Salir de la zona de confort no es fácil, por lo que hemos de  soportar la ansiedad hacia novedad.
  • Tolerar la soledad: entender que hasta cierto punto nadie nos va a poder completar, esa fase de enamoramiento idílica es preciosa, pero es una ilusión. Una vez que aceptamos eso, podremos estar más cómodos con nosotros mismos y buscar a los demás no para que nos hagan olvidar la soledad, si no para enriquecer nuestra vida.
  • Crear un grupo de soporte: mantener e invertir en grupos de apoyo, entre los cuales pueden ser: familiares, amigos, grupos de terapia, terapia personal, espiritualidad, grupos deportivos, forums en línea de personas que están trabajando en las mismas áreas que nosotros, mascotas, etc.
  • Ser compasivo y amoroso con uno mismo: actuar de forma que nos sintamos cuidados y queridos por nosotros mismos. Por ejemplo comer sano, hacer ejercicio, acercarnos a la naturaleza, luchar por nuestras metas, cuidar nuestros pensamientos (bajar la crítica), perdonarnos, aceptar nuestras imperfecciones sin juzgarnos (eso no quiere decir no vamos a mejorar nuestras imperfecciones). Aceptar también que somos humanos y necesitamos validación y amor de los demás, pero que desde nuestra parte adulta vamos a escoger a las personas que queremos en nuestra vida. Aquellos que sí nos dan lo que necesitamos.