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Te hablamos de las adicciones
  • ADICCIÓN A LA COMIDA Y TRASTORNOS DE LA ALIMENTACIÓN

06 de enero del 2020

Anónimo

Desde hace algún tiempo el término adicción a la comida ha venido ganando relevancia dentro de la población general. De hecho, muchas personas suelen percibirse como adictos a la comida, al no poder controlar el ansia de comer cierto tipo de alimentos.

Aunque el término fue propuesto por primera vez en 1956, no había despertado mucho interés hasta hace aproximadamente dos décadas. Según una revisión publicada en el Yale Journal of Biology and Medicine, hasta el 2008 solamente se publicaban hasta cinco artículos por año en la Web of Science, cifra que en la actualidad se ha incrementado hasta más de 70.

La idea parte de la dificultad que numerosas personas presentan para resistirse a ciertas comidas “apetecibles”, usualmente altamente calóricas y muy procesadas. En este sentido, se considera que el acto de comerlas en exceso tiene un potencial adictivo.

¿ALIMENTOS CON POTENCIAL ADICTIVO?

Mucho antes de que se utilizara la cocaína para producir Coca Cola o que la heroína se comercializara como “medicina heroica”, el potencial adictivo del chocolate ya era mencionado en las publicaciones científicas del siglo XIX.

El Journal of Inebriety, con publicaciones periódicas desde 1876 hasta 1914 era una de las revistas más prestigiosas sobre adicciones en la época. En julio de 1890, se alertaba sobre el potencial adictivo de un grupo de alimentos estimulantes. Era el primer artículo del volumen 12, número 3, donde se analizaba el ansia enfermiza y la paralización del control.

También se alertaba de las dificultades en el control del consumo de cocaína, en una época donde el consumo de esta sustancia estaba presente en numerosos medicamentos y productos. Resulta curioso que la primera vez que en esta revista aparece el termino adicción en 1890, fuera utilizado para referirse al chocolate. Es importante aclarar que el término adicción solo era usado para indicar dependencia a sustancias diferentes al alcohol.

Un siglo después el debate al respecto no ha cesado, como lo demuestra el artículo de 1999 titulado “Chocolate: ¿droga o comida?”, publicado en el Journal of the American Dietetic Association.

 ¿ADICCIÓN A LA COMIDA O ADICCIÓN AL COMER?

A día de hoy no existe consenso en la comunidad científica acerca de si la adicción a la comida es una adicción a sustancias, como por ejemplo el azúcar, o es una adicción comportamental, relacionada con el acto de comer. Una buena defensa de la adicción al comer la podemos encontrar publicada en Neuroscience and Biobehavioral Reviews.

Los autores del citado artículo defienden que este trastorno tiene más similitudes psicológicas y fisiológicas con las adicciones comportamentales, que con la adicción a sustancias. En este sentido, no es la comida en sí, entendida como una sustancia externa la que activa el sistema de recompensa, sino el vínculo endógeno que se establece entre las señales de hambre y saciedad con el sistema de recompensa, lo que permite explicar esta adicción.

Otro punto a favor de esta postura, queda implícita en que abarca todo el continuo de la relación con el comer, que va desde la restricción hasta el atracón. Por tanto, la anorexia como adicción a la restricción, quedaría mejor explicada por la adicción al comer, dado que la recompensa obtenida del acto de no comer sería completamente enodógena.

INDICADORES DIAGNÓSTICOS EN LOS TRASTORNOS DE LA ALIMENTACIÓN

Recientemente, en un artículo publicado en Current Obesity Reports se considera la adicción a la comida como una forma más patológica y aguda de un trastorno de atracones. Tanto en el atracón como en la adicción por la comida están presentes los déficit en el sistema de la recompensa, los “tirones”, las dificultades en la regulación de las emociones y la impulsividad.

Sin embargo, creo que sería simplificar demasiado el problema. Según un análisis del tema publicado en Clinical Psychological Reviewla adicción a la comida tiene un grupo de elementos distintivos no presentes en el trastorno de atracones, como la “sustancia”, la tolerancia, la abstinencia, las restricciones y la preocupación por el peso y la forma del cuerpo.

Además del atracón, la adicción a la comida se relaciona con otros trastornos de la conducta alimentaria como la bulimia, la anorexia y el síndrome del comer nocturno. Un estudio realizado en España mostró que más del 80% de las pacientes diagnosticadas con anorexia nerviosa purgativa, bulimia nerviosa y trastorno de atracones, reunieron los criterios de adicción a la comida. Incluso en aquellas pacientes con anorexia de subtipo restrictivo, el 50% de estas cumplían los criterios de adicción a la comida. Los resultados de este estudio fueron publicados en la revista European Eating Disorders Review.

Con respecto al síndrome del comer nocturno se ha observado que se asocia con los criterios diagnósticos de la adicción a la comida. Un estudio que comparó adultos mayores con estudiantes universitarios mostró resultados bien interesantes al respecto, que fueron publicados en Appetite. En los jóvenes los criterios de comer nocturno se asociaban más al acto de comer a pesar de las consecuencias adversas, mientras que en los adultos mayores eran mejor explicados por los criterios de tolerancia.

¿EL PESO IMPORTA?

Aunque la adicción a la comida se observa más en personas obesas, sería un error pensar que su relación con el Índice de Masa Corporal (IMC) es netamente lineal. Ello quiere decir que no siempre un mayor peso se va a relacionar con mayores criterios de adicción a la comida. Por tanto la adicción a la comida no es un fenómeno que afecta solamente a personas con sobrepeso y obesidad.

Al respecto, ha sido realizado un estupendo análisis en Medical Hypotheses, calculando la relación que existe entre el IMC y los criterios de adicción a la comida en alrededor de 1500 personas. Si bien la presencia de síntomas y el diagnóstico del trastorno se incrementa sustancialmente a partir de la obesidad tipo II, también se encuentran presentes en personas con bajo peso y peso normal.

Se señala que la presencia de síntomas y criterios diagnósticos de adicción a la comida en personas con bajo peso y peso normal, puede ser explicada por las conductas purgativas presentes en los pacientes con anorexia y bulimia nerviosa. Por tanto, ambos trastornos de la alimentación podrían resultar un factor de confusión que puede pasar desapercibido. 

También se señala que el consumo de alcohol puede ser otra de las variables que afecta estos resultados. Muchas de las personas con obesidad que no cumplen los criterios de adicción a la comida, podrían obtiener las calorías adicionales de las bebidas alcohólicas que consumen.

MEDIDAS PARA EL DIAGNÓSTICO

Existen pruebas para diagnosticar la adicción a la comida siguiendo los mismos criterios de los clasificadores diagnósticos para la adicción a otras sustancias. En este sentido, la Escala de Yale de Adicción a la Comida adapta los criterios del DSM V de adicción a sustancias. La misma ha demostrado su fiabilidad y validez clínica en diversos contextos y poblaciones.

Sin embargo, podemos también medirla por unos de sus indicadores clave, el ansia por la comida. Hace algunos años conduje la validación de la versión reducida del Cuestionario del Ansia por la Comida como Rasgo. Es una versión de 15 ítems de la prueba original, que ha mostrado poder predictivo para establecimiento de criterios de adicción a la comida, según muestra un reciente estudio publicado en Eating and Weight Disorders

También existe una pequeña escala de 13 ítems que mide la recompensa relacionada con el comer, que incluye ítems sobre restricción. Sus resultados se relacionan con las medidas de la adicción a la comida y del ansia por la comida, previamente mencionados. Sin embargo, se necesitan estudios que permitan establecer puntos de corte con la adicción a la comida y, sobre todo, analizar en profundidad aquellos ítems que miden la restricción.

IMPLICACIONES PARA EL TRATAMIENTO

Obviamente cabe preguntarse si estamos enfocando de forma correcta el tratamiento de la obesidad y otros trastornos de la alimentación, pasando por alto el potencial adictivo de algunos alimentos. La anterior interrogante dio origen a un interesante artículo publicado en Current Addiction Reports

La utilidad de aplicar el modelo de adicción a la comida en el tratamiento de la obesidad y otros trastornos de la alimentación ha sido nuevamente discutida este año en Current Obesity Reports. Al respecto, se plantea que la introducción de este enfoque podría ayudar a muchos pacientes con trastornos de la alimentación a reducir la percepción de fracaso personal que las recaídas les ocasionan; pero no sería igual de efectivo en el tratamiento de muchos casos de obesidad. 

En este sentido, los esquemas de ayuda mutua que siguen los 12 Pasos han agrupado a numerosas personas que se perciben a sí mismos como adictos a la comida. Recientemente, hemos publicado en Frontiers in Psychology un artículo donde analizamos los mecanismos y recursos en los que se sustenta la acción de estos esquemas de ayuda mutua.

En la actualidad existen diversas confraternidades como Comedores Compulsivos Anónimos (OA), Adictos a la Comida Anónimos (FA) o Anoréxicos y Bulímicos Anónimos (ABA) donde conductas como comer excesivamente, restringirse, ayunar de forma intermitente o purgarse son percibidas como compulsivas (a pesar de las consecuencias adversas) y con frecuentes recaídas (a pesar de numerosos intentos fallidos de controlarlas).